Tan de moda se ha puesto eso de la agenda vasca o la agenda catalana que es de obligado cumplimiento una agenda gijonesa para el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que llevaba nueve años al frente de la Alcaldía de Santander y que debe de tener olfato porque nunca viajó a Gijón para compadrear con el Llorado. Alguien tendría que llevarle a Madrid o a Santander en un fin de semana la agenda de asuntos pendientes que tiene Gijón con Fomento, y que al lector ni falta que hace recordárselos, que se los sabe de memoria. Es bueno que un ministro haya pasado por la vida municipal para darse cuenta de que las necesidades de los vecinos muchas veces no precisan de frases grandilocuentes ni de proyectos estrella. De la Serna tendrá, claro, una agenda de cada punto de España, pero habrá que lograr que la de Gijón ocupe un lugar bien visible en la estantería de los asuntos pendientes.