Difícilmente se podía esperar más «ambientazo» en el recinto de Las Mestas de Gijón para el día inaugural. Respondió el público tanto como lo hicieron las grandes celebridades del panorama hípico nacional e internacional en su día de estreno. Con una entrada de 7.300 espectadores se superó con creces la cifra de la primera jornada de años anteriores, y buena parte de la atención, sin duda, estaba centrada en las estrellas populares que alumbran la competición.

Los Ortega y los Onassis, dos apellidos con solera y aparejados siempre a la fortuna, demostraron ayer en Gijón que comparten pasión por los caballos. Lo mismo a Marta Ortega, heredera del imperio Inditex, que a Athina Onassis, hija del mundialmente famoso naviero griego, se las pudo ver en Las Mestas absolutamente implicadas en el deporte del que ellas son amazonas con gran afición, pero sus esposos, el avilesino Álvarez Moya y el brasileño «Doda» Miranda, respectivamente, son figuras del panorama internacional. Ambos matrimonios pasaron buena parte de la mañana y la tarde por el recinto deportivo, compartiendo incluso algún momento «profesional» en el recorrido de pista. Y no fueron los únicos apellidos del «colorín» con presencia en Las Mestas. Susana García-Cereceda, heredera junto a su hermana del imperio inmobiliario de Luis García Cereceda, saltó ayer bajo el relativo anonimato que le da el apellido Epaillard, adquirido tras su boda con el jinete francés.

Pero en Las Mestas el destello de las grandes celebridades dura lo que tarda en abrirse la ventanilla de las apuestas. Entonces es difícil que alguien del público no se centre en lo importante: ganar alguna previsión. Entre los que ayer se estrenaban en la iniciativa estaban Illán García Amor y Darío García, que se dejaron guiar por sus amigos, más veteranos, y «por los señores que parecen entendidos», como apuntó el gijonés Darío. Su amigo Álvaro Camacho lleva toda su vida acudiendo al hípico y poco a poco ha ido introduciéndose en el mundo de las apuestas. «Me encanta la emoción del juego», señala. Algo en lo que coincide con Manuel Fernández, un gijonés que suele apostar a ganador de serie. «Ya es bastante difícil sacar dinero ahí como para ir a por la triple gemela», explica. Y lo dice él, que es experto en la ciencia de las apuestas. «Todas las mañanas dedico tres horas a hacer estudios estadísticos sobre los participantes de la tarde», afirma.

Mucho más al azar lo deja Alejandro Espada, quien suele gastarse unos quince euros cada tarde. «Cuando empecé a venir no apostaba y me aburría», comenta. De eso van ya más de cinco años y desde entonces decidió iniciarse en el juego hípico. «Ahora apuesto siempre a triple gemela y normalmente compenso lo que gasto», asegura Espada.

Todos, grandes y pequeños, disfrutaron de lo lindo en un primer día de hípico gijonés que abarrotó espacios.