El médico que recomienda sidra (porque también es llagareru)

"No vencimos al covid, nos venció él; hay que seguir vacunando"

ASTURIANOS EN NAVA: José Luis Vigón

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

José Luis Vigón, médico de atención primaria en Nava y llagareru. Tiene 68 años y atiende como médico a los navetos en su consulta del centro de salud. Cuando termina su jornada, se va al Llagar Orizón, que fundaron sus bisabuelos y que hoy mantiene en producción junto con su hermano. Quiere mantener la tradición sidrera familiar. Asegura que estará en el llagar hasta que le quede el último soplo de vida.

–Estoy convencido de que la sidra, para el bebedor moderado que tome el alcohol con cautela, es beneficiosa para la salud. El alcohol, en dosis muy bajas, es un antiagregante plaquetario, un antioxidante. La sidra es un acompañante culinario estupendo para comer, para cenar, escanciada o sin escanciar. Tiene menos graduación que la cerveza. Siempre digo lo mismo: la sidra es algo que tenemos de temporada. De octubre noviembre, metemos las manzanas en el llagar y al siguiente año ya está todo vendido, consumido prácticamente. Y volvemos otra vez, es cíclico. Es algo que nos da naturaleza todos los años, que lo vamos consumiendo. Un producto fresco, vamos. Es la mejor bebida que hay, es la menos alcohólica, la que mejor se mea, la que menos efectos secundarios causa, la que luego no te duele la cabeza al día siguiente. Y, sobre todo, es la más digestiva. Tú vas a un cardiólogo y no sé qué les pasa a los cardiólogos, que aconsejan el vino pero no aconsejan alguna vez una botella de sidra. Tampoco sé por qué cuando un Ayuntamiento invita, hacen un lunch, o como se llame, invitan a un vino español. Que lo hagan en Cangas del Narcea, donde hay unas buenas bodegas de vino de Cangas, pues me parece bien. Pero en el resto de los concejos podían invitar a un culín de sidra».

Habla José Luis Vigón, de 68 años, que es médico de atención primaria en Nava y regenta el Llagar Orizón. Esta es su historia. Como llagareru y como médico:

"Nacimos encima del llagar todos mis hermanos y hermanas. Lo mamamos, lo sentimos, lo vivimos. De niños, cuando ya podíamos realmente hacer algo, ayudábamos con las botellas. Vivimos la preocupación que tenía mi padre por la sidra. El sentimiento lo tenemos dentro. Toda mi familia fueron llagareros. El llagar actual de Orizón ya era de mis bisabuelos. En la ascendencia de mi padre y mi madre, Ernesto y Alicia, había llagareros. Así que aquí seguiremos hasta que nos quede el último aliento de vida. Ahora lo llevamos entre mi hermano y yo. Yo soy médico en Nava y mi hermano tiene el restaurante-parrilla Buenos Aires en el Naranco. Después de morir mis padres, había que acercarse y hacerse cargo del llagar. Si naces en un lagar, los primeros sonidos que escuchas en tu vida con las botellas, la gente en la espicha, el ambiente de la sidra... Ser llagareru en Asturias era una profesión muy digna y muy asturiana. Me gusta. Lejos de ser incompatible con mi profesión de médico, me parece algo complementario".

"En Nava, con la sidra pasó un poco como con las ganaderías: bajó el número de llagares pero la producción fue en aumento. Nosotros somos un lagar mediano. Produciremos unos 800.000 litros anuales. En la época de mi padre la clientela era más fija. Ahora es más variable y se nota más el turismo, que antes no había. Ahora vendemos mucho más cuando las afluencias turísticas".

"Con la declaración de la sidra como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco vendrá más gente a ver qué es esto. Y verá que somos diferentes en cuanto al escanciado. Será beneficioso y aportará riqueza, no solamente a los lagares, también a otros sectores. Pero tenemos que dar calidad y dar la sidra más a conocer. En esta zona de la Comarca de la Sidra, cada tres o cuatro casas había un llagarín, hay cultura sidrera. Pero no es igual en toda Asturias".

"Y tenemos que aprender de los vascos. Ellos no solamente defienden el consumo de su sidra, de sus productos, también defienden su forma de vivir, su lenguaje. Defienden todo. Son más radicales en ese sentido que nosotros. Su ego es más grande que el nuestro. Con los productos, su localismo está exageradamente desbordado. Hablas con un vasco y lo de ellos es lo mejor. Eso tiene su parte positiva".

"Nuestro sector sidrero es más potente que el vasco y hay mucha más calidad y cantidad, pero ellos saben defender su producto sea como sea. Ahí nos ganan. Lo venden mejor. Salen en febrero, empiezan con la espicha vasca y parece que lo venden todo en primavera. Al final del verano muchos lagareros vascos vienen aquí de visita, parece que les gusta. Bromeo con ellos y se ríen de mí. Me dicen: ‘Fabricamos cuatro veces menos que vosotros y ganamos más porque también lo vendemos más caro’. Hay que respetarles en ese aspecto. Incluso vas a otras regiones de España y te ponen sidra vasca y a un precio desorbitado. Nosotros no sabemos coger ese camino. No lo entiendo, algo estamos haciendo mal".

"Como médico de familia estuve en la cuenca minera. En Moreda de Aller, veintipico años. Luego ya, cuando me quise acercar más al lagar, pedí el traslado para estar aquí. Estuve primero en Cabranes y en Nava llevo desde 2006. Ahora tenemos muchos problemas en la atención primaria, pero, viendo la evolución, antes era un desastre. Los teléfonos móviles no existían, la gente nos andaba buscando por ahí. Dependías de un teléfono fijo. Ahora con el 112 y con los móviles es otra cosa. Empecé a trabajar en los 80 y si vemos la película para atrás, aquella falta de medios y de comunicaciones era horrorosa. Hoy hay malestar porque estamos masificados. Hay pueblos ahora con un médico para 200 o 300 personas, más una enfermera y un administrativo. Y luego tú vas a Gijón y cada médico tiene 2.600 pacientes. Y están desbordados. Hay pueblos que bajaron mucho de población y todos quieren tener médico, enfermera, pediatra y ginecólogo. Y todo no puede ser. Hay que concentrar más los servicios. Porque, si no, en vez del 34% de IRPF nos tienen que poner el 50%. Es muy costoso. Lo que tiene que hacer el Principado, los grupos políticos, es ponerse de acuerdo y amortizar ciertas plazas que tienen que amortizar. Lo que pasa es que políticamente es incorrecto. Hay que reorganizar el mapa sanitario. Hay que coger el toro por los cuernos. A mí no me gustaría que me quitasen el médico, pero tú no puedes tener un médico, una enfermera y un administrativo para 200 habitantes. No podemos tener todo en todos los sitios".

"Con el covid, ha aumentado el nivel de ansiedad en la población. Creció ese miedo encubierto. Estamos ante un enemigo que no conocemos todavía. Tuvimos una guerra contra alguien que no supimos vencer. Nos venció él, el virus. Nos llevó a gente y todavía no sabemos por qué a unos sí y a otros no. No vencimos al virus. En cualquier momento puede mutar y nos puede abrasar otra vez. Hay que seguir haciendo vacunaciones y estudiándolo".