Pedro cuenta todo lo que se consigue con la fuerza de la ilusión

ASTURIANOS EN SANTA EULALIA DE OSCOS: Pedro Martínez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Pedro Martínez Hostelero y presidente de la Asociación de Turismo Rural Oscos Eo. Nació en Santa Eulalia de Oscos hace 58 años y, tal y como estaban entonces las cosas en la comarca más deprimida de Asturias, lo normal hubiera sido emigrar. Pero Pedro Martínez, que hoy encabeza un colectivo de pequeños empresarios de turismo de los Oscos, aprovechó las ayudas de los primeros planes de desarrollo para abrir su negocio de alojamiento y restauración. Fue uno de los pioneros de desarrollo turístico que, si bien, no frenó el despoblamiento, sí evitó el vaciamiento total del territorio abrió nuevas perspectivas

"Éramos cuatro hermanos, yo soy el pequeño y, bueno, ellos se fueron marchando todos de Santalla. Pero yo me quedé. Yo nunca quise marchar de aquí, nunca. No es por nada, pero tuve oportunidades de trabajo fuera, de correo en un banco, en Ensidesa... Pero no quería marchar. Y es que no tuve gran abundancia aquí, pero me encuentro muy satisfecho de haberme quedado. Es que yo nunca me vi en una ciudad. Soy de pueblo, de hacer matanza, de sembrar patatas, de huerta, de hablar con los vecinos, de pasar al lado de un vecino y saludarlo todos los días".

Pidiendo limosna

"Nací el 14 de enero de 1965. A partir de 1975 pues ya te puedo contar cómo estaba esto. Había pueblos sin luz, había pueblos sin agua, pueblos a donde no llegaban los coches. Aunque muchos coches tampoco había. Había gente todavía que venía pidiendo limosna por las puertas, gente de otros pueblos. Había que ir andando, o a caballo. Para llegar hasta La Garganta y bajar a Vegadeo todavía había un tramo de carretera sin asfaltar. Estaba de piedra y la piedra, suelta. Los pueblos evolucionaron mucho desde entonces, siempre a mejor. Vino la tele y vinieron las comodidades. En que la generación mía vivió un cambio que no veas".

"De aquella, éramos todos humildes. Pero, vamos, éramos ricos porque todo el mundo era buena gente y todo el mundo nos ayudábamos unos a otros. Era otro sistema de vida. Ahora también nos ayudamos si hace falta, pero cada uno va más a lo suyo. Cambiaron un poco los pueblos en ese sentido".

Mili en Regulares

"Nosotros en casa vivíamos como la mayoría de los vecinos de aquí, de la labranza y de ganadería. Pequeña ganadería, de aquella tenías cinco, seis vacas. Estudié en Vegadeo cinco años, en la rama de automoción. Pero ahora ya no tengo ni idea. Como no practico... Después estuve de pintor. Me era igual a una cosa que otra, el caso era sacar algún dinerucu para ir a las fiestas. No había muchos posibles en casa. Y ahí estuve trabajando en lo que me salía. Hasta que me tocó ir a la mili. Me tocó Regulares, en Melilla".

"Mi hermano estuviera también en Melilla. A mí me coincidió muy mal. Murió mi madre a la semana estar yo en la mili. Pude venir, pero cuatro días estuve nada más. Y después volví para allá, donde era uno más. Ufff, las pasara muy mal… Pero, bueno, eso pasó. Quedamos marcados, ¿no sabes? Al volver de la mili trabajé unos meses en una empresa que había aquí de traída de aguas. Y después, al poco, murió un señor que tenía un bar, así que cogí el traspaso, el 5 de enero de 1987. Era cuando empezaba de aquella del plan Oscos-Eo que impulsó (el presidente del Principado) Pedro de Silva, que fue muy bueno para la comarca. Aquello empezó a dinamizar la zona. Estábamos abandonados. Hoy no se imagina, no. Aquello había que vivirlo".

El neno del pueblo

"Cuando cogí el traspaso del bar tenía 22 años, recién venido de la mili. Pedí un préstamo de 2 millones de pesetas. Trabajé allí mucho y me fue muy bien porque era el neno del pueblo y todo el mundo me quería bien. Bueno, me siguen queriendo, gracias a Dios. Así que tenía mucha clientela. Todos del pueblo, básicamente. De aquella no se salía, no había los movimientos de gente que hay ahora. Si eso, venían de los alrededores, de Fonsagrada, a tomar algo, pero no había los movimientos de juventudes que hay hoy. Pero, bueno, yo iba haciendo campeonato de futbolín, campeonato de tute y yo lo movía".

"Después me casé. Con 24 años. Ella se llama María del Mar Fernández. Es de Fonsagrada. Casi todos los de aquí casámonos en Fonsagrada. Era lo más cerca. Iban algunos a Ribadeo, pero la mayoría íbamos a Fonsagrada a la discoteca. Sí, íbamos a pescar allí. A veces picaban y otras veces, no (risas)".

Hacer algo

"Mari trabajaba en un restaurante casi desde niña. Después estuvimos en el bar y fue cuando empezaron a venir las ayudas del Fondo Social Europeo, del plan Leader. Nosotros teníamos ilusión por hacer algo en Santalla. Yo siempre la tuve, desde pequeño. No tenía un duro, pero ilusión por tener una pensión en el pueblo siempre la tuve. Y coincidió que teñíamos un solar aquí y, bueno, hicimos planes y aquí estamos. Hicimos la casa (hoy hotel restaurante) con ayudas del Leader. Y con préstamos, claro, que no teníamos ni para la mitad".

"El plan Leader, hombre, fue la vida. Porque había mucha ganadería, y la hay todavía, pero tenemos que vivir todos y nosotros no teníamos para expandirnos como ganaderos. San Martín se presta mucho más para ganaderías extensivas. Tiene el terreno mucho más apropiado y ellos tienen la mentalidad más ganadera. Aquí, en Santalla, hay ganaderías buenas, por los pueblos de arriba que tienen praderías, pero en la villa no hay donde hacer ganadería. Nosotros no nos podíamos dedicar a eso, así que teníamos que dedicarnos a otra cosa o marchar".

Los que vinieron

"El plan Oscos-Eo fijó mucha población. Si no, Mari y yo hubiéramos tenido que acabar marchando, porque la población iba a menos. De hecho, no veas lo que bajó y lo que está bajando, como todos los pueblos. Pero también atrajimos a gente. Con esto del turismo sí que comenzó a recuperar la demografía. Aquí vino gente de fuera, familias con dos o tres críos. Hay varias familias que ya llevan más de 15 años y muy bien. Eso fue gracias al turismo, a que nos puso en el mapa y mucha gente vino a visitarnos. Si no, de qué iban a vivir también las familias que vivieron a instalarse aquí. No sé lo que dirán ellos, pero creo que fueron bienvenidos. Ahora ya no nos sentimos ni los unos de dentro ni los otros de fuera, somos todos del pueblo".

"Pese a todo, la población bajó. Había mucha gente mayor y otros se fueron. En nuestro caso por ejemplo pues, estamos muy contentos porque nuestro hijo se queda aquí en la casa y mi hija también está trabajando aquí y vive aquí. Y ahora tenemos un nieto y muy bien".

Son ciclos

"Yo pienso siempre en positivo. Me parece que nunca se va a acabar esto, hombre. Son ciclos. Me acuerdo cuando hicimos esta casa en 1993. Cuando empezamos, hicieron viviendas sociales aquí abajo en Santalla y, entonces, en el pueblo de Pumares concretamente, quedaba una vecina y solicitó vivienda aquí porque allí se quedaba sola. Bueno, pues empezó a cambiar la cosa y desde aquella en Pumares hicieron dos hoteles, vendieron todas las casas que estaban vacías, se rehabilitaron todas y la señora quedó en el pueblo. Hoy Pumares está guapísimo".

El eterno retorno

"Aquí se respira paz y tranquilidad. En Los Oscos no tenemos grandes masas, pero lo que sí tenemos es que nos repite mucha gente de la que viene a visitarnos. Igual un 70% de la gente que viene, repite. Eso es una buena seña. No tenemos grandes masas de visitantes. Tampoco no hay infraestructuras para atraer a grandes cantidades de gente, ni falta que hace. A mí pone nervioso ver a mucha gente y no poder atenderla. Mejor poco y bien que no mucho mal, digamos. Yo creo que estamos en la buena línea. Nosotros concretamente tenemos unos clientes de Madrid que vienen desde hace 27 años, desde que abrimos. Todos los años. Eso es buena seña, no? Nos pasa a nosotros y a todos los establecimientos, que repiten mucho".

"Desde la asociación de turismo rural Oscos-Eo hacemos promoción y nos movemos todo lo que podemos. Creo que todavía hoy hay gente en Asturias que no estuvo en Los Oscos. Y tenemos que traerlos para que nos conozcan. Aquí no tenemos a la Virgen de Covadonga, pero tenemos una zona muy guapa, muy tranquila. Repite mucha gente y por algo será".

Ahora a dos horas

"La apertura de la Autovía del Cantábrico por el Occidente se notó para bien. A nivel del restaurante, nosotros lo notamos. Por ejemplo, hay gente que viene de Gijón , Avilés o de Oviedo a comer y vuelve en el día. Nos puso a dos horas del centro de Asturias, que nunca se viera. Todavía me acuerdo de la primera vez que fui a Oviedo. Fui acompañando en la ambulancia a un tío mío que estaba enfermo del corazón, era una ambulancia que era un 1430. Nos llevara cuatro horas y media llegar. De aquella, no estaba el Hospital de Jarrio y el centro médico más importante estaba en Luarca, pero no te atendían tampoco como hoy. Nosotros, por ejemplo, si se producía un accidente gordo de coche, en caso de hemorragia o así, se tiraba para Lugo. Y eso que metía miedo también. Pero se llegaba mucho antes que a Oviedo. Ahora de comunicaciones estamos muy bien. Pero, en general, sí que estamos abandonados. Yo no soy político, no me quiero meter en temas políticos pero sí que estamos abandonados".

Los eólicos y el abuso

"Los eólicos se ven y se sienten y nosotros vivimos del paisaje y paisanaje. Creo que en Los Oscos ya van eólicos bastantes puestos. Eso no lo decido, pero si yo lo decidiese no ponía más. Hay más territorio que el nuestro. Si quedan bien, como lo decían alguna vez, que incluso atraían al turismo, pues entonces hay que beneficiar a otras zonas, ¿no? En los Picos de Europa creo que pega muy bien el aire también, eh. Son la leche, creo que abusan un poco de esas zonas con poca población. Se aprovechan un poco, sí".