Oviedo / Pravia / Luarca, L. Á. VEGA / E. PELÁEZ

Los juzgados de Pravia y Luarca ejemplifican como pocos las carencias de la administración de justicia en Asturias. Estas penurias son el motor de las protestas de las asociaciones de jueces, que amenazan con ir a la huelga por vez primera en su historia. A estos juzgados no sólo les faltan funcionarios suficientes para desempeñar el servicio con dignidad y eficacia. Las condiciones en las que se desarrolla el trabajo son impropias, con unos edificios inadecuados donde no faltan las goteras y el frío. Y con tal falta de medios que -por poner un ejemplo- el Juzgado de Pravia lleva casi ocho meses sin una fotocopiadora.

El juez de Pravia, Manuel Olmedo Palacios, es uno de los que más se han significado en los últimos días en las quejas judiciales. Olmedo, que llegó hace un año procedente de Cataluña, se quedó con la boca abierta cuando contempló su Juzgado. Situado en la planta baja del Ayuntamiento de Pravia, está disperso en ocho dependencias diferentes, unidas a través de un patio a la intemperie. «Cuesta entender que en el año 2009 todavía estemos en estas condiciones, cuando otras administraciones del Estado cuentan con todos los medios e instalaciones adecuadas y confortables», afirma.

Un paseo por el Juzgado con el juez como guía equivale a regresar al siglo XIX. Para empezar: la sala de vistas, a la que se accede a través de un patio, donde «la gente tiene que esperar haga frío o calor, con una sola entrada para víctimas y agresores, algo que prohíbe la ley», señala el juez.

Luego están las claustrofóbicas salas del Registro Civil y de penal. En la primera, nada más abrir la puerta, uno se topa de bruces con una fotocopiadora sobre la que se ha colgado el cartel de «No funciona». «Desde mayo del año pasado hemos pedido varias veces que vengan a arreglarla, sin éxito. Ahora lo único que pedimos es que se la lleven, para que por lo menos quede espacio libre», indica Olmedo. Justo enfrente hay un carrito de compra de un supermercado, en el que hay varios libros de registro. «Hay que llevar los libros a otras dependencias para hacer las fotocopias. Pedimos una solución y nos mandaron un carrito para llevar los expedientes», afirma Olmedo con sonrisa irónica.

Las empleadas sólo han encendido la mitad de los fluorescentes. La otra mitad no deja de parpadear. «Tardan en reponerlos un mes», asegura una funcionaria. En otra sala del Registro, dos funcionarios se recluyen en un espacio minúsculo. Al fondo está el acceso al registro, una especie de cripta donde no cabe un papel más. A Olmedo le duele sobre todo ver cómo languidecen, en condiciones inadecuadas, los libros de registro del siglo XIX, «memoria viva de Pravia».

«Hemos tenido cucarachas, pero ya no», asegura el juez, partidario de la huelga de febrero. «Queremos que la reforma se haga ya. Nos ahorraremos muchas pérdidas de tiempo». Y quita argumentos a quienes se rasgan las vestiduras. «Se está planteando un solo día de huelga, y los usuarios no lo van a notar. No va a producirse ningún colapso».

Según Olmedo, le faltan al menos dos funcionarios y por eso se incoan demandas con cuatro meses de retraso. «Para lo que es Pravia, el número de asuntos debería llevarse bien, pero no hay personal», añade. Y después, las nuevas tecnologías. «Tenemos ordenadores, pero no estamos informatizados, porque no estamos conectados a ningún Juzgado». Para cubrir un trámite que sólo debería requerir un mensaje electrónico ha de elaborarse un pesado exhorto. Papel y más papel.

Si demoledora es la situación del Juzgado de Pravia, Luarca no le va a la zaga. Estamos ante un Juzgado que ignora la eliminación de barreras arquitectónicas. Cuarenta escalones separan la calle del Juzgado.

Entre el mobiliario se cuentan piezas de hace cuarenta años, más o menos desde la época en que la sede judicial fue trasladada a las dependencias actuales. El parqué presenta hendiduras y la pequeña dependencia destinada a archivo se quedó pequeña hace muchos años. Hace poco tiempo hubo que restaurar muchos de los documentos del registro porque eran pasto de los parásitos. Recientemente el Ayuntamiento de Valdés cedió un local, ubicado al otro lado de la calle.

Los funcionarios afirman que las dependencias no se pintan desde hace más de diez años, desde antes incluso de hacerse públicos los planes de construcción de una nueva sede judicial. Un proyecto que ha sufrido demoras, primero por la falta de acuerdo entre Principado y Ayuntamiento sobre la superficie que debe destinarse al Juzgado en la finca de la antigua curtidora, y después por la decisión del gobierno local de buscar otra ubicación.

El entorno de la estación de tren es el emplazamiento elegido ahora, después de que se destinase el solar previsto inicialmente a un aparcamiento. Por el momento, el Principado no ha establecido aún una fecha de inicio de las obras.

«Hay que trasladar mucho papel; pedimos una solución y nos mandaron un carrito de supermercado»

<Manuel Olmedo >

Juez de Pravia