Oviedo, M. J. IGLESIAS

Las aportaciones recibidas por la Iglesia asturiana a través de la donación del 0,7 por ciento del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) crecieron un 1% y sumaron un total de 3,8 millones de euros en 2010. Este incremento supuso 37.489 euros más que en la campaña de 2009, según señalaron ayer fuentes de la diócesis. La subida está por encima de la media española, donde las aportaciones crecieron medio punto y llegaron a 249,4 millones de euros, 3,2 millones más que en 2009.

Las mismas fuentes precisaron que el número de personas que marcaron en sus declaraciones la casilla de la Iglesia católica en la región, un total de 121.814, bajó en 252 personas respecto al ejercicio anterior. Las razones del descenso, que en la diócesis consideran «mínimo», vienen dadas, según las mismas fuentes, por personas que ya no están obligadas a realizar la declaración, como gente que enviuda o se jubila y ya no alcanza el tope mínimo obligatorio para declarar. Por contra, el aumento de percepciones se debe a las mayores rentas de los declarantes que marcan la casilla de la Iglesia católica. Los ingresos diocesanos también se nutren de aportaciones de los fieles, además de los ingresos de entidades como Cáritas o las misiones, que repercuten en la tarea social y asistencial de la Iglesia de Asturias. En la distribución del gasto, un tercio se destina a retribuciones de sacerdotes y personal laboral de distintos organismos eclesiales. El Estado no garantiza ya ningún mínimo para el sostenimiento básico de la Iglesia católica.

La diócesis de Asturias agradeció ayer a los ciudadanos el gesto de asignar su 0,7 por ciento a financiar su tarea, especialmente a quienes lo han hecho por primera vez. Las mismas fuentes indicaron que las otras formas de colaboración al sostenimiento de la Iglesia, como las colectas o las suscripciones, continuarán siendo absolutamente indispensables.

La crisis económica que afecta a tantas familias y sectores también se ha notado en las aportaciones, aunque no tanto como estimaban los responsables de las finanzas eclesiales. De hecho, un portavoz del Arzobispado indicó que el «nuevo e importante» aumento en el número de personas que han decidido asignar a favor de la Iglesia, en una coyuntura compleja, muestra que la percepción real que la sociedad tiene de la Iglesia «es positiva».

Añadieron que la labor religiosa y espiritual de la Iglesia, «ya de por sí de gran significado social, lleva además consigo otras funciones sociales». Entre ellas, citan la educación, la atención a los niños, los ancianos y los discapacitados, la acogida de los inmigrantes, el socorro personal e inmediato a quienes la crisis económica ha puesto en dificultades o la presencia de misioneros en los lugares más pobres de la tierra. La atención a los colectivos más desfavorecidos en Asturias, igual que en el resto de España, se lleva a cabo a través de Cáritas, el brazo social de la Iglesia católica.