En el teatro Jovellanos, el próximo 8 de marzo, al cantaor de flamenco Miguel Poveda le va a faltar el aplauso de una entusiasta. María José Medio Bozmediano ya tenía su entrada para disfrutar del espectáculo. También van a faltar sus aplausos en la Temporada de Ópera de Oviedo, de la que era asidua, y en El Bibio, en la Feria de Begoña. Se echará de menos su aliento en la clase de pilates, en la de baile y en todos los viajes que le faltaban por hacer. Porque hay unanimidad a la hora de definir a Majo Medio y su estilo de vida, siempre activo, positivo y alegre.

"Era una mujer vitalista que disfrutó de la vida muchísimo y nos hizo disfrutar a los que estábamos cerca. Buena amiga, sin ápice de amargura, no le guardaba rencor a nadie y eso que la vida tuvo con ella sus luces y sus sombras. Se va dejándonos una lección de alegría y también de perdón inmensa. Era guapa por dentro y por fuera. Guapísima", cuentan algunas de sus amigas en un relato lleno de emoción pero también de satisfacción por haber compartido una parte de esa positividad.

Si el fin de semana que resultó aciago era para María José Medio de reunión familiar, sólo un día antes -el jueves- había sido de cena de amigas. Tuvo lugar en un restaurante de Oviedo y entre las comensales estaban algunas compañeras de los años de la Asunción, otras de enfermería y alguna asociada con el tiempo. Era sólo una de las muchas "peñas" que tenía Majo Medio, porque "dejaba amigos por donde pasaba", explican. Una de ellas no puede olvidar que la última imagen que tiene de Majo fue "caminando y bailando en dirección al portal de su casa". Un recuerdo que no puede ser mejor epitafio de su amiga.

Alumna de la Asunción, lo mismo que sus hermanas, Luisa y Pancha, y que su madre, María Francisca -Pancha- Bozmediano, Majo formó parte de la primera promoción de la Escuela de Enfermería de Gijón (1975-1978). "Salvo dormir, el día nos lo pasábamos en la escuela", contaba como recuerdo de aquella época de formación la propia Majo. Lo rememoró en la reunión conmemorativa del 25.º aniversario de aquella iniciativa. Precisamente se estaba organizando otra cita de ex compañeras de promoción, en la que se echará en falta su presencia. "Le encantaba la enfermería, era su vocación", aseguran sus compañeras.

Esa vocación, que compartió con su hermana Luisa -enfermera en la Casa del Mar, ya jubilada- llevó a muchas de sus amigas de promoción al Hospital de Cabueñes, pero el destino de Majo estuvo siempre en los ambulatorios y centros de atención primaria de Gijón. Desde hace años su destino estaba en el centro de salud Calzada I (aunque hacía guardias de tarde en el centro Calzada II). A mediodía de ayer, en este centro la guardia de seguridad recibía una llamada de teléfono comunicando la amarga noticia del fallecimiento de Majo. "No hay palabras para describir esta desgracia", decía la trabajadora mientras en el interior del centro sus compañeras lloraban. En la actualidad, llevaba unos meses de baja por un accidente en un talón, ya que se había roto el calcáneo. Con dos matrimonios fallidos, el primero con Ramón Fernández, que le dejó el gran premio de su vida, sus hijas, y el segundo con el odontólogo Julio Morán, su vitalidad no mermó un ápice. "Nada podía con ella, estamos en shock", musitaban las amigas.