Ojeras, rictus serios y movimiento compulsivo de bolígrafos. La agitación era palpable a primera hora de la tarde de ayer en una de las aulas de la Facultad de Economía y Empresa que acogió el inicio de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU). "He estudiado bastante, pero ya se sabe que los nervios siempre juegan alguna mala pasada", señalaba, sentada en el extremo de una larga mesa, la llanerense Nora Murias. Poco después, comenzaba el examen de Lengua Castellana y Literatura, con varias preguntas para analizar un texto sobre la Generación del 27, escrito por el poeta y novelista José Manuel Caballero Bonald.

"Tengo que sacar la mejor nota posible para no quedarme fuera", decía Murias, que pretende matricularse en Ingeniería Informática del Software, uno de los grados que estrenarán límite de plazas el próximo curso. "Espero que no me encuentre con ninguna sorpresa", añadía, con voz suave. Unas filas más adelante, el ovetense Andrés Mon esperaba paciente el inicio del primer ejercicio. "Quiero hacer Veterinaria en León. La nota de corte el pasado año estuvo en un 9,6 sobre 14, así que tengo que esforzarme", apuntaba. Por eso, tiene pensado presentarse a la fase específica de la PAU, voluntaria y que está pensada para que los alumnos puedan subir nota. "Mi mayor miedo es a Biología, la más difícil sin dudas", explicaba ayer.

En otro extremo del aula, Isabel Mayor reconocía que era un manojo de nervios. Sacó un seis de nota media en el Bachillerato y, ahora, aspira a un hueco en Administración de Empresas. También hará la específica. "El número de alumnos que participarán en esta fase ha crecido un poco este año", señalaba, nada más comenzar los ejercicios, el vicerrector de Estudiantes, Luis Rodríguez Muñiz, tras destacar el intenso trabajo de los 400 profesionales encargados en la organización de las pruebas.

La tensión también era evidente en la sede gijonesa del Aulario Norte, donde estaban citados los alumnos del colegio Virgen Reina y los IES El Piles y Emilio Alarcos. Aunque los nervios se tornaron en cierto descontento para algunos tras el estreno, por la temática elegida para la primera prueba de la PAU. "No me esperaba, para nada, la Generación del 27", apuntaban todavía nerviosos por el inicio de las pruebas Ornella Díaz y Sergio García, aspirantes a acceder al grado de Derecho el próximo curso. "Menos mal que no hay nota de corte", proseguían, ante el mal sabor de boca que les había dejado el primero de los exámenes. "Era un texto un poco complicado, esperábamos algo más fácil", subrayaban en relación al análisis de Caballero Bonald sobre los poetas de la Generación del 27.

Más satisfecho, esperaba a sus compañeros del IES Emilio Alarcos Hugo Menéndez, que optó por el Bachillerato de Ciencias Sociales. "Se veía venir", apuntaba el joven al término del examen de Lengua y Literatura Castellana, mientras comunicaba a sus profesores que le había ido "bastante bien". Hugo se prepara estos días para la que será su segunda prueba de acceso este año. "Quiero estudiar Arte Dramático", confirmaba el joven.

Laura Manso, del IES El Piles, como otros de sus compañeros de instituto "no esperaba" que el comentario de texto y la teoría coincidiesen con la Generación del 27. En su caso, confía en iniciar una ingeniería el próximo curso. "Acabo de terminar el Bachillerato Tecnológico", explicaba la joven. Olaya Palacio y Silvia Louredo eran de la misma opinión. "Esperábamos otra cosa, como el año pasado cuando metieron algo de asturiano...", apuntaban estas dos amigas y alumnas del Emilio Alarcos de Gijón. Olaya piensa en estudiar "Turismo o Administración de Empresas" mientras Sonia pretende orientar su futuro con toda seguridad hacia la Educación Infantil. "En Historia, Matemáticas o Inglés irá mucho mejor", confesaban las dos chicas tratando de recuperarse del desconcierto del primer examen.