Había que ver la cara de la reina Letizia cuando su marido bordeó el pleno de dieciséis minibolos. Todo el mundo pudo leer en sus labios un "¡muy bien, muy bien!", y todo ello en medio de un ohhhhh general y de la incredulidad festiva de algunos de los jugadores habituales al bolo vaqueiro, una modalidad de bolos que así, a simple vista, no parece nada fácil. Antes que el monarca lanzaron a modo de exhibición cuatro de los jugadores de Moal. Uno pudo con todos los bolos, pequeñas estructuras de madera de 9 centímetros de alto y 6 de diámetro en su parte más ancha.

Víctor fue el primero en lanzar. Algún vecino le dio a voces algún ánimo envenenado: "Tú, tranquilo, que no hay presión". Todo ello entre una nube de fotógrafos y cámaras.

"Que lance Letizia", pidieron desde el gallinero. Pero vamos, a Letizia ni se le ocurrió prestarse a tan incierto trance. En el caso de Felipe no es la primera vez que el Rey lanza bolas en alguna visita al pueblo ejemplar, pero el bolo vaqueiro le era hasta ayer ajeno.

Con la mayoría de bolos derribados, hubo ovaciones y comentarios para todos los gustos: "¡No fastidies, esti practica en La Zarzuela!". El estilo, dijeron Rafa, Paco y Pepe, los otros tres jugadores locales, impecable. El que sabe, sabe.