Llevan desde 2012 dando premios en el sorteo extraordinario de la lotería de Navidad y ayer sus expectativas eran altas pero al final llegó la decepción, aunque con humor y buena actitud. El conocido como "estanco de la suerte", en la ovetense calle Jovellanos, es uno de los puntos de venta que más lotería vende en la ciudad y por estadística también de las que más premios podría repartir. Ayer no fue así, tan solo distribuyeron 44.000 euros correspondientes a un décimo de un cuarto premio, el 49797; tres décimos de un quinto, el 66212, y otro décimos de otro de los quintos, el 06293. Los décimos de los quintos premios están premiados con 6.000 euros y el del cuarto con 20.000 euros.

De todos modos y pese la poca suerte que tuvieron ayer, la familia Acebal, propietaria del estanco lo celebró casi como si hubiesen dado el gordo. Ellos lo tenían todo listo y una suerte esquiva no les iba a dejar sin fiesta.

A las ocho y media de la mañana, Julio y Rosa Acebal, los dos hermanos que trabajan en el punto de venta ya estaban enchufados a la televisión para seguir el sorteo. Su negocio estaba cerrado al público, como todos los domingos, pero allí estaban ellos para celebrar lo que hiciese falta. La primera decepción fue que el gordo fuese tan madrugador, "esto quita mucha emoción a la mañana", reconocía Rosa Acebal. Así que cerrojo al estanco y a desayunar a una cafetería cercana, donde lógicamente también estaban pendientes de la televisión.

La mañana fue avanzando y las bolas salían del bombo sin pena ni gloria. Poco a poco a la mesa en la que estaban Julio y Rosa se fueron sumando más hermanos. "Es que somos siete", bromeaba Rosa.

A las 10.25 horas salía uno de los quintos premios e inmediatamente Julio Acebal sacaba su teléfono móvil para comprobar la lista de números que habían vendido. "Lo tenemos" exclamó levantando el puño en medio de la cafetería para sorpresa de los clientes, que en realidad ya sabían lo que estaba ocurriendo porque los Acebal iban ataviados con chaquetas verdes con estampados de tréboles.

En ese momento los ánimos fueron subiendo así que los hermanos decidieron trasladarse de nuevo al estanco para comenzar la celebración. Las chaquetas verdes eran del año pasado así que había que estrenar la de este año, azul y con motivos navideños. En el estanco comenzó la fiesta, llegaron los pequeños de la familia y empezaron a reunirse algunos clientes y vecinos del barrio aunque ninguno de ellos había resultado agraciado.

Los Acebal disfrutan como pocos del día de la Lotería. "Somos una familia muy grande y pocas veces nos podemos juntar todos", explicaba Julio Acebal queriendo poner un toque de alegría a una jornada que no estaba siendo demasiado buena para ellos. El estanco abrió sus puertas en 1931 y desde 2010 son punto oficial de venta de lotería nacional. El sábado, a las doce de la noche aún estaban vendiendo décimos a los clientes con la intención de repartir suerte por la ciudad, algo que les hace una tremenda ilusión. Ayer celebraron, no tanto como les hubiese gustado, pero hubo risas, brindis y bombones.