Los alumnos con apellido Duarte, y los que les sigan en una lista ordenada alfabéticamente, tendrán preferencia en caso de empates a puntos en el acceso a los centros educativos de mayor demanda. El "sorteo de la letra", primer paso del proceso de admisión de alumnos en los colegios e institutos sostenidos con fondos públicos para el próximo curso, dio la salida ayer al calendario del sistema de adjudicación de plazas. Salió la combinación de letras "Ds" y el sentido alfabético habitual, de la A a la Z. Como ejemplo, saldrían favorecidos los Duarte frente a los Díez, que este año y en esas circunstancias de igualada a puntuación serían los últimos en escoger.

El método de la selección de apellidos, que usa desde hace años la Consejería de Educación, permite a las familias saber que en caso de estar interesadas en un centro con menos posibilidades de matrícula que las peticiones totales realizadas por los padres -y en el supuesto de que muchas de esas solicitudes sean de niños con igual número de puntos según la baremación que concede el Principado- la preferencia de entrada regirá por orden alfabético. Un orden que no comienza en la letra A, sino en la combinación de letras de apellidos que sale del sorteo celebrado cada año, con validez para toda la región. También se decide cada año si el orden a seguir va de la A a la Z, o al revés, de la Z a la A.

Del resultado del sorteo están especialmente pendientes las familias con niños de tres años, la edad a la que masivamente se produce la incorporación escolar en Asturias. Y también aquellos padres que tienen ideas muy definidas sobre el centro que desean para sus hijos, en el que pueden llegar a pasar un mínimo de nueve años -toda la etapa de Infantil y la Primaria-, cuando no también la Secundaria y el Bachillerato, en el caso de centros concertados.

Pese a la inquietud con la que muchas familias viven esta fase de selección de centro escolar, desde hace años en Asturias más del 95 por ciento de los alumnos cursa estudios en el centro elegido por sus padres. Y en estos momentos de natalidad en horas bajas, son muchos los centros que ni siquiera llegan a llenar sus plazas.

Los criterios de admisión evalúan una amplia batería de variables entre las que cuenta si el alumno tiene hermanos matriculados en el centro, si sus padres están empleados allí o trabajan cerca, así como el nivel de renta, la condición de familia numerosa o monoparental o si el solicitante se encuentra en situación de acogimiento familiar. Se valora asimismo el expediente académico o posibles grados de discapacidad en la familia.

El proceso que comenzó ayer, con un apreciable retraso como consecuencia de los estragos de la pandemia del covid-19 -el año pasado se celebró más de dos meses antes, el 12 de marzo-, fija para el 15 de junio próximo la publicación de las vacantes para nuevos ingresos y cambios de centro y para el periodo entre el 15 y el 19 la presentación de solicitudes de admisión en las elecciones como primera opción. El 30 se publicarán las listas provisionales de admitidos y rechazados, se habilitarán los dos días siguientes para formular alegaciones y el 14 de julio saldrán las definitivas.