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La amenaza de la variante británica: estas son las razones por las que Asturias puede sufrir una explosión de contagios

La mayor transmisibilidad de la mutación del virus y la aún alta tasa de casos en Asturias forman el cóctel letal para una cuarta ola

Personal del laboratorio del HUCA, con pruebas de coronavirus. Miki López

La llamada variante británica del virus del covid-19 (SARS-CoV-2) ya representa la mitad de los nuevos contagios que se producen en Asturias, según ha afirmado esta misma mañana el consejero de Salud, Pablo Fernández. "El avance de la variante británica nos está poniendo ante una realidad cambiante sobre la que tenemos que seguir actuando", dijo Fernández. Eso significa que antes de que acabe el mes la modificación genética detectada en el Reino Unido en diciembre del pasado año puede ser prácticamente hegemónica en el Principado.

Esta situación supone un punto de inflexión en la batalla contra la pandemia tal y como la conocemos hasta ahora, porque conllevará que el virus comience a actuar de una manera distinta. Para los aficionados a los videojuegos, es como si el virus hubiese evolucionado adquiriendo nuevos poderes. Eso obliga, necesariamente, a que debamos modificar la estrategia para detenerlo. Estas son las razones por las que la variante británica (también denominada 20I/501Y.V1, VOC 202012/01 o linaje B.1.1.7) establece un riesgo real de que los contagios se disparen en Asturias.

¿Cuáles son las “habilidades” extra de la variante británica?

Básicamente, una mayor transmisibilidad. Los científicos consideran que esa modificación genética del virus puede contagiar aproximadamente un 45 por ciento más. No está claro que implique una mayor gravedad en el desarrollo de la enfermedad, pero aun así es evidente que ocasiona una mayor mortalidad e ingresos hospitalarios. A más personas contagiadas, más cantidad de pacientes con probabilidad de sufrir gravemente la enfermedad y, en el peor de los casos, fallecer.

La variante británica se impone de manera voraz

La alta transmisibilidad de la variante genética 20I/501Y.V1 hace que rápidamente termine por “aniquilar” a las variantes anteriores del virus. Su rapidez de propagación permite que, según algunas estimaciones, duplique el número de contagios que realiza en un periodo de aproximadamente 10 días. Existe una batalla entre versiones del virus por ver cuál es la que se impone y la británica está ganando a pasos agigantados en Europa, porque tiene mejores armas evolutivas. En Asturias, la escalada ha sido imparable. El primer caso se detectó en el contagio de una familia en Avilés, a finales del año pasado. Poco después, los servicios de virología comprobaron que, en el entorno de aquel caso, la mitad de los nuevos contagios ya se producían con la variante 20I/501Y.V1. Rápidamente, el virus se propagó a otros concejos. El pasado 30 de enero, los virólogos advertían de que tres de cada diez (30%) contagios se producían con virus de la modificación genética. En pocos días, ese porcentaje se elevó al 40 por ciento y ahora ya representa la mitad de los nuevos casos. Es cuestión de días que esta variante sea la dominante en Asturias, como reconoció el propio presidente del Principado.

Así, mientras las versiones más "anticuadas" del virus comienzan a declinar, la modificación más evolucionada eleva su presencia; además, con una capacidad extra para propagarse. Aquí se puede ver un gráfico que muestra la evolución de las distintas variantes del virus en Dinamarca, según un reciente estudio científico.



Propagación de las variantes del virus en Dinamarca.

Propagación de las variantes del virus en Dinamarca.

Los efectos de la variante británica cuando aún existe gran transmisión comunitaria pueden ser imparables

Es cierto que Asturias ha superado ya el máximo de la tercera ola y que se encuentra en un periodo de descenso de contagios. Sin embargo, aún persiste una elevada transmisión comunitaria. Los epidemiólogos evalúan la posibilidad de transmisión con un parámetro, denominado Ritmo (o Número) Reproductivo Básico (que se simboliza por R o R0) y que representa el número promedio de casos nuevos que genera una persona contagiada a lo largo de un periodo infeccioso. Si este número es mayor que 1, la enfermedad se propagará generando más y más casos cada vez, por lo que el objetivo (para considerar doblegada la curva) es lograr que sea menor que uno.

Sin embargo, ese parámetro debería evaluarse de otra manera si tenemos en cuenta la altísima transmisibilidad de la variante británica. El epidemiólogo estadounidense Eric Feigl-Ding ha expuesto recientemente los efectos que tendrá en Estados Unidos la llegada de la variante británica, que aún no es dominante en ese país. Explica Feigl-Ding que, en una situación de descenso de casos, con un número reproductivo (R0) menor que 1 pero aún muy alto (en el entorno de 0,9), la llegada de la variante británica tendrá una consecuencia inmediata: una cuarta ola expansiva que los científicos sitúan a finales de marzo.

Esta sería una proyección para el estado de Alberta, en Canadá. Puede observarse cómo el número de casos desciende, pero poco a poco la variante británica comenzaría a ganar posiciones en los nuevos aunque escasos contagios. Tras cinco semanas de aparente falsa seguridad, en los que percibiríamos que el virus parece controlado, la nueva versión genética del virus acabaría por dominar los contagios para iniciar, poco después, un periodo muy expansivo.

Proyección de la pandemia al imponerse la variante británica con alta transmisión comunitaria.

Entonces, ¿es imposible contener la propagación de la variante británica?

Obviamente, nuestra mirada debería dirigirse a Gran Bretaña, donde la variante 20I/501Y.V1 se ha impuesto desde hace tiempo y donde el gobierno ha establecido un encierro estricto desde primeros de enero hasta finales de febrero (principios de marzo en el caso de Irlanda del Norte). Esta ola está causando una altísima mortalidad en el país, que ha aprovechado el confinamiento ciudadano para intensificar las campañas de vacunación. Parece demostrado que las vacunas que hasta ahora se aplican resultan efectivas para la variante británica, por lo que una alta inmunidad colectiva terminaría por vencer a la propagación de esta mutación.

La estrategia británica ha sido severa, pero el resto de países europeos han optado por mantener la actividad social con restricciones antes de imponer confinamientos. Esta medida ha sido descartada en numerosas ocasiones por el gobierno de España.

Una proyección llevada cabo por el Centro de Enfermedades de Dinamarca señala cuáles serían los efectos de la hegemonía de la variante británica en función del número reproductivo de la pandemia:

Evolución de los casos en función del valor de R0, a medida que la variante británica se impone.

Como puede observarse, si R0 es mayor que 0,8 se produciría una expansión de contagios que daría lugar a una cuarta ola o a un repunte. Sin embargo, si el número reproductivo básico cae a 0,7 o menos podría contenerse la expansión del virus. Por eso, los expertos sostienen que es necesario frenar en seco la propagación antes que plantearse relajar las restricciones. Algunos epidemiólogos consideran incluso que el confinamiento debería volver a estar sobre la mesa.

La transmisión en Asturias sigue siendo elevada y solo se frena limitando los contactos

A lo largo de esta tercera ola, el número reproductivo básico en Asturias llegó incluso a un valor de 1,38 el pasado 10 de enero. El último dato recogido en el Instituto Carlos III (correspondiente aún al último día de enero, sitúa la R0 de Asturias por encima del valor de 1.

Evolución del número reproductivo en Asturias ISCIII

En resumen: una larga desescalada

Recordemos los argumentos anteriores:

  • La variante británica, que con mucha capacidad para transmitirse, ya representa la mitad de los contagios en Asturias. Será hegemónica en cuestión de pocos días.
  • El ritmo de transmisión en el Principado es aún muy elevado.
  • Las proyecciones establecen que si no se atajan los contactos, la variante británica puede ser explosiva.

La única solución parece ser la de mantener por largo tiempo las restricciones, apelar a la necesidad de limitar los contactos sociales y mantener la prudencia, además de estar muy atentos a posibles brotes de la variante británica que súbitamente pueden originar gran cantidad de casos. Un ejemplo reciente se ha visto en el hospital vigués de Meixoeiro, donde la variante británica causó una explosión de 86 contagios. Supone el mayor brote conocido hasta ahora en España por esta mutación genética del virus.

Por tanto, la previsión de las autoridades sanitarias asturianas es que la desescalada de esta tercera ola debería ser muy suave y controlada y que probablemente no se puedan levantar restricciones de manera generalizada hasta marzo.

¿Inquietante? Aún queda mucho más

Las incertidumbres sobre el futuro son aún muchas y la aseveración de que la pandemia de covid-19 estará controlada después del verano ya empieza a quedarse pequeña. La propagación de otras variantes del virus y la posibilidad de que estas esquiven las vacunas actuales no hacen sino proyectar más incógnitas.

Hay otras dos variantes que ahora mismo preocupan a las autoridades sanitarias. Se trata de la variante sudafricana (20H/501Y.V2) y la brasileña (20J/501.V3). Hay dudas de que las vacunas puedan combatirlas de manera adecuada. De hecho, Sudáfrica ya ha anulado la vacunación con dosis de AstraZeneca al comprobarse que la efectividad de esta vacuna en la versión 20H/501Y.V2 cae hasta solo el 22 por ciento y no protege ante síntomas leves ni moderados. Esta variante ya ha sido detectada en Europa (en España se ha encontrado en Galicia y Cataluña) y cuenta también con una alta transmisibilidad. En el Reino Unido, donde la vacunación se realiza con el antígeno de AstraZeneca, algunos epidemiólogos ya advierten de que habrá que prorrogar el confinamiento ante la previsible expansión de la cepa sudafricana. Francia ya ha modificado su protocolo de acción ante los contagios al considerar que las variantes del virus podrán causar inmediatos repuntes.

La estrategia "Cero-covid" gana adeptos

Epidemiólogos y expertos defienden en distintos países la denominada estrategia "Cero-covid" como la única alternativa para poner fin a una escalada de olas imparable. Se trata de sacrificar ampliamente la actividad social hasta hacer descender mucho los contagios, de modo que la posible aparición de nuevos casos resulte muy controlada, la transmisión comunitaria se haya cortado de cuajo y el número reproductivo sea el menor posible. Este es, precisamente, el objetivo que tiene en mente el Principado, como ya adelantó este periódico. Las proyecciones de los científicos muestran cómo la estrategia "Cero-covid" podría tener éxito.

Posible evolución de los casos con una estrategia "Cero-covid"

¿Alguna vez terminará esto?

Esa es la pregunta en la mente de muchos ciudadanos, pero resulta muy difícil de responder. Y más si se produce una concatenación de olas e irrupciones de nuevas variantes genéticas con capacidad para sortear la defensa de las vacunas. Científicos del Instituto Sanger, en el Reino Unido, que se dedica al estudio del genoma del Covid-19, aseguran que "la versión más peligrosa del virus ya está ahí fuera, pero aún no la conocemos". Desde luego, la afirmación transmite muy poca tranquilidad.

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