"Estamos peor que hace una año y eso que estamos vacunados". Esta frase, popular este verano tras el explosivo aumento de los contagios en un momento en el que todo el mundo ya daba la pandemia por finiquitada, es verdad, pero tiene trampa. De querer comparar situaciones, sería más propio fijarse en la segunda o la tercera ola. La "nueva normalidad" que vivimos el pasado verano no fue más que un espejismo como consecuencia de un confinamiento estricto de varios meses. El final de agosto, y sobre todo septiembre, demostraron que el virus estaba lejos de desaparecer de nuestras vidas.
La incidencia a 14 días (IA 14) en Asturias durante los primeros días de agosto de 2020 estaba en el entorno de los 10 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra que no hemos vuelto a ver desde entonces. En estos momentos, la incidencia de la región -la más baja de todas las comunidades autónomas- se encuentra todavía cerca de los 400 casos. Pese a todo, la llamada "ola joven" (que ha terminado por afectar a todas las franjas de edad) ya suma nueve fallecidos en los días que llevamos de agosto. El año pasado por estas fechas, no se había registrado ningún fallecido. De hecho, solo se contabilizó una muerte durante todo el mes de agosto. Otro dato que demuestra las diferencias es la positividad. Mientras que ahora está en el 9,4%, el pasado año apenas superaba el 1%.
Si nos fijamos en las restricciones, las diferencias también son importantes. El verano pasado no tuvimos la obligación de llevar mascarilla hasta mediados de julio. No había casi restricciones, más allá de las reglas básicas para evitar los contagios durante la pandemia. No fue hasta mediados de agosto cuando el Ministerio de Sanidad tomó la decisión de cerrar el ocio nocturno en toda España e impuso una hora de cierre (la una de la madrugada) para toda la hostelería tras empezar a registrarse un importante aumento de los casos en algunas comunidades autónomas.
Y entonces, ¿cómo se explica esta situación?. Lo primero que hay que entender es que las vacunas contra el covid no son efectivas al 100% (habrá gente vacunada que no esté realmente inmunizada) y no son esterilizantes (podemos contagiarnos y podemos trasmitir el virus). Lo que evitan es la enfermedad grave. Un problema añadido son las variantes. Con la británica primero, y con la delta (la variante india) después, se comprobó que las vacunas pierden algo más de eficacia, lo que deja a un número mayor de personas sin inmunidad. Si a eso le sumas una oleada explosiva de contagios entre la población sin vacunar, el resultado es el actual.
Una transmisión del virus sin control permite que se ponga a prueba la inmunidad de muchos vacunados y así es como el virus encuentra a ese grupo sin inmunizar. Por ahora, la luz al final del túnel sigue siendo la vacunación. Una menor movilidad y alcanzar porcentajes de vacunación cercanos al 90% de la población puede que nos acerque a una situación en la que el covid termine por ser una enfermedad estacional. Por lo que se sabe hasta ahora, todo parece indicar que el virus seguirá existiendo y que serán necesarias nuevas dosis de la vacuna. Ese es el panorama.
La incidencia, a la baja
El acusado descenso de casos de coronavirus que ha registrado Asturias en los últimos días ya ha dejado a la región como la comunidad autónoma con la tasa más baja de contagios en España. En estos momentos (a falta de los datos del fin de semana que se actualizarán mañana) el Principado registra una incidencia acumulada a 14 días (IA14) de 393 casos por cada 100.000 habitantes. Esta cifra baja hasta los 144 casos si nos fijamos en el mismo dato, pero a siete días. Este indicador, pese a ser más volátil, indica una clara tendencia de descenso de la incidencia. Tras Asturias, las comunidades con menos incidencia en estos momentos son Murcia (con una IA 14 de 457 casos) y Canarias (con una IA 14 de 467 casos).
La vacunación, sin descanso
Los equipos del Servicio de Salud del Principado (Sespa) han administrado la pauta completa de vacunación frente a la covid a 695.635 personas, lo que supone el 74,48% de la población diana. De este modo, siete de cada diez mayores de 12 años han completado la vacunación. Además, el 85,62% de este grupo etario, un total de 802.643 personas, han recibido al menos una dosis.
Desde el inicio de la campaña, el pasado 27 de diciembre, el Sespa ha inoculado 1.455.442 vacunas. El Ministerio de Sanidad ha enviado esta semana a Asturias 44.650 dosis, de las cuales 35.100 son de Comirnaty (marca comercial de Pfizer), 5.950 de Janssen y 3.600 de Spikevax, del laboratorio Moderna.
