El Xiringüelu, fiel a su cita y estilo: "No he bebido tanta sidra en mi vida"
El emotivo "Asturias, patria querida" frente al "ahorcáu" abrió una fiesta que ha ido sumando gente a medida que avanza el día
Es la cita que muchos estaban esperando, casi haciendo cuenta atrás como pasa en Pamplona con los Sanfermines. Y llegó con un día nublado, aunque, al menos a lo largo de la mañana, respetado más o menos por la lluvia. Eso sí, la lluvia de culetes ya era absolutamente inevitable al mediodía. "No había bebido tanta sidra en mi vida”, confesaba esta mañana un santanderino.
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Porque una de las señas de identidad del Xiringüelu es que a Pravia cada año llega más gente de fuera de Asturias, atraída por la fama que ha ido alcanzando una celebración que ha ido ganando popularidad con los años. Como ya ocurriera por primera vez el año pasado, el Xiringüelu vuelve a cobrar entrada para el acceso a la zona libre, segregada de las casetas. Así, ambas áreas -la de las peñas con caseta y la del botellón, donde se instalan los miles de jóvenes llegados en autobuses o por sus propios medios- están separadas.
Pablo Menéndez, el cántabro que no había bebido "tanta sidra" en su vida, llegó a Pravia con amigos que le invitan a sus casetas. “Nunca había venido a esta fiesta y me parece muy guay”, confesaba este domingo por la mañana tras ver el panorama.
De Cudillero y Gijón llegaron María Arias y Lucia García. Para ellas, el Xiringüelu “es la mejor fiesta del mundo”, y su segundo año en la caseta “Once siempre ciegos”. Se hicieron amigas en la universidad y ahora el Xiringüelu sirve para estrechar aún más lazos.
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Alejandro Iglesias es de Viella (Siero) y Jaime Vega, de San Román de Cadamo. Forman parte de otra peña con caseta, L'Esperteyu. “Este año pinta bien, pero deberían dejar entrar a más gente para pasarlo mejor”, reclamaban. Se referían a la separación total del prao general, que requiere entrada, de la zona de casetas, que requiere pertenecer a una peña con instalación. “No nos gusta que esté el ambiente separado y las casetas queden fuera de la zona del Dj”, lamentaban.
En cualquier caso, las quejas y lamentos se disipan entre culete y culete, cerveza y cerveza o copa y copa a medida que avanza la jornada. Entonces ya solo quedan fuerzas para bailar y pasárselo bien.
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