Un martes de octubre, curioseando por el mercado semanal de la Pola, me encontré con una escena digna de una película de los hermanos Marx, si no fuera por la patética escena representada. En la esquina que forman las calles Alcalde Parrondo (antigua carretera general) y Marquesa de Canillejas (carretera de Valdesoto), frente a mis ojos, ya que me encontraba esperando para cruzar la primera de las calles mencionadas, me encontré con un grupo de jubilados que habían colocado una pancarta que, en resumen, aludía a "Pensiones dignas para hoy y mañana". Hasta aquí nada que no se vea en cualquier ciudad de España. Lo digno de mención, por demencial, es que detrás del colectivo sindicalista, compartiendo plano, se encontraba un grupo de manteros ofreciendo a los transeúntes una amplia colección de zapatillas deportivas de una marca americana. Ni que decir tiene que dicho calzado es copia del original, es decir, totalmente ilegal, y que los mencionados vendedores no cotizan a ningún ente público, ni Hacienda, ni Seguridad Social, ni Ayuntamiento... Al contemplar el cuadro esbocé una sarcástica sonrisa y pensé: ¿De dónde creerá esta buena gente que sale el dinero para pagar las pensiones? Pero para empeorar la situación recordé, con cierta indignación, que a escasa distancia de la escena descrita, una tienda de deportes, especializada en calzado deportivo, había cesado en su actividad. Dicho negocio tenía un empleado, además del dueño, que pagaban impuestos, y con ellos se podía hacer realidad el lema de la pancarta. En ese momento, como un repentino flash, recordé el nuevo disco de Víctor Manuel: "Nada está en su sitio". Ni siquiera la elección del lugar de colocación de la citada pancarta.