E. CAMPO

Tres luces brillaron desde el fondo del Palacio Valdés, sumido en la oscuridad, y los espíritus de los bosques hicieron suyo el escenario para conducir una gala, la de las xanas y xaninas de las fiestas de El Bollo, con la que se abren las fiestas de la primavera. Las catorce niñas y jóvenes que reinarán el próximo fin de semana desde lo alto de las carrozas tienen, como mínimo, algo en común: la «ilusión» que las empujó a presentarse candidatas para representar a la ciudad. Vestidas de asturianas, las catorce recibieron las bandas de la ciudad de manos de la Alcaldesa, Pilar Varela, después de realizar el ritual de alzar el brazo izquierdo e inclinar la cabeza para colocarse los lazos.

Desde Ainoa Díez, la sexta dama de la xanina, hasta llegar a Ana Shayoa Vigil, xana de las fiestas, el público aplaudió con afecto sus intervenciones. Todas destacaron, además de la ilusión, lo mucho que les gusta la comida en la calle, y alguna añadió que también tirar caramelos y comer bollo. Estudiantes, deportistas, bailarinas y trabajadoras, fueron desfilando por el escenario Ainoa Díez, María López, Nerea Fernández, Nuria Redondo, Cristina Rubia, Aroa Gutiérrez (damas de la xanina), Marina Ordóñez (xanina), Silvia Pérez, Sara Rodríguez, Paula García, Carmen María Gutiérrez, Jennifer Suárez, Alba Novoa (damas de la xana) y la ya mencionada Ana Shayoa Vigil, que fue la más original a la hora de confesar sus preferencias festivas: «La sidra».

La Alcaldesa no sólo distribuyó besos, bandas y flores, sino que también felicitó las fiestas a los avilesinos y habló de los proyectos de la ciudad, sin olvidar tampoco la lucha contra el paro. «Entre todos hacemos esta ciudad y estas fiestas. Somos personas que nos gusta preservar el pasado, las tradiciones, pero también nos entusiasma el presente y nos ilusiona el proyecto de ciudad que estamos haciendo», indicó. Varela finalizó su intervención con un reconocimiento para el equipo de Festejos, encabezado por la concejala Ana Hevia.

La gala de las xanas llegó acompañada de varias novedades sobre el esquema habitual. Más que de las fiestas pascuales, leit motiv en los años anteriores, en esta ocasión fueron las mismas xanas las protagonistas, y abundaron los recursos escenográficos. Un libro con voz de mujer fue la voz en off que dio paso a las distintas actuaciones intercaladas en la historia de una xana que abandonó los bosques de Illas para conocer Avilés y quedarse a morar, definitivamente, en el teatro. Tres jóvenes bailarinas, el cuarteto Sabugo Filarmonía y la cantante Anabel Santiago, con Héctor Braga al arpa, construyeron la fantasía.