El mamut lanudo pasó poco tiempo en la Península Ibérica, adonde se desplazó desde territorios de clima glacial en busca de comida en el Pleistoceno. Aunque sus asentamientos no fueron permanentes, estos animales de grandes dimensiones se vieron en la necesidad de convivir en la península con ciervos, corzos o jabalíes, especies propias de climas templados con las que los mamuts no se encontraron en otros países del norte de Europa o Asia donde residía «fauna mamut» (rinoceronte, reno...). Esta es la principal conclusión de un trabajo elaborado por el avilesino Diego Álvarez Laó, profesor de la Universidad de Oviedo y Nuria García, también profesora en la Universidad Complutense de Madrid. Ambos, paleontólogos, publicaron su investigación en la revista «Quaternary Science Reviews». Analizaron 25 yacimientos en España, cinco de ellos en Asturias : Cueto de la Mina (Llanes), Las Caldas (Oviedo), Cueva La Güelga (Cangas de Onís), cueva de La Lloseta (Ribadesella) y cueva del Cierro (Ribadesella). En todos hallaron restos de mamut y ciervo, una asociación faunística impensable en otros países.

Una de las evidencias que llevaron a los autores del artículo a la conclusión de que las condiciones ecológicas del mamut lanudo en la Península Ibérica eran diferentes a las del resto de Europa se basó en el tamaño corporal. «Se ha constatado que las poblaciones de muchas especies de latitudes meridionales tienen una talla menor que sus poblaciones nórdicas como respuesta adaptativa a un clima diferente, de acuerdo con la regla biológica de Bergmann», explica Laó. Así ocurrió, por ejemplo, con el ciervo, el oso o el halcón. «Esto sugiere que los mamuts entraron en la Península durante episodios de tiempo limitado, quizá de forma esporádica coincidiendo con los momentos más frío», dijo. En sus desplazamientos hacia el Sur, siempre según Laó, los mamuts encontraron su límite en España. La cordillera Cantábrica frenó el paso de la fauna glacial a la Península Ibérica.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores analizaron estadísticamente las asociaciones faunísticas de los yacimientos ibéricos con presencia de mamut y los compararon con una amplia muestra de yacimientos procedentes de la Europa continental y Gran Bretaña. La presencia de mamut lanudo en España se corresponde con los momentos fríos, que durante el Pleistoceno Superior se alternaban con otros templados hace entre 45.000 y 15.000 años.