Los orígenes de Avilés se remontan a la Edad Media. La primera mención que tenemos de la villa avilesina es un documento fechado en el año 905 que contiene una donación de las iglesias avilesinas de San Juan, de Santa María y de San Martín a la catedral de Oviedo, hecha por el rey Alfonso III. Es un documento interpretado de forma diversa por los especialistas, que precede en dos siglos a la confirmación del Fuero de nuestra villa, hecho por Alfonso VII en el año 1155. Esta confirmación hace referencia a otro documento fundacional anterior, otorgado por Alfonso VI en torno al año de 1085, el mismo en que ese monarca conquista Toledo.

Nuestro Fuero remarca la importancia de Avilés como centro de intercambio y afianza una serie de privilegios a las personas que se aforen en la villa y hagan del comercio su actividad profesional. El puerto ha sido decisivo en el nacimiento urbano de Avilés, pues era el punto neurálgico al que llegaban y del que salían las mercaderías objeto de transacción. Una importancia que ha marcado el desarrollo y evolución de la ciudad a través de los tiempos y hasta el momento actual.

Ahora bien, el producto estrella marcará el nacimiento y el desarrollo del comercio avilesino durante muchos siglos será, sin duda, el «oro blanco», la sal. Las noticias más antiguas que hacen referencia al alfolí de la sal en Avilés, que estuvo situado al lado del viejo cay, detrás del ábside de la antigua iglesia de San Nicolás, son de finales del siglo XII, durante el reinado de Alfonso IX. Es ese depósito de sal de Avilés el más antiguo del que se tiene referencia en el Cantábrico y su concesión, en exclusiva a Avilés, tenía como misión, la centralización de los tributos que se recaudaban por parte de la Corona sobre las transacciones de compra/venta de este producto.

Es curiosa la coincidencia, o no, entre la aparición de la más antigua villa marinera aforada del Cantábrico y su fuerza comercial, basada de forma decisiva en el comercio de la sal, y los primeros pasos y la definitiva creación reino de Portugal.

Los primeros documentos medievales asturianos que hacen mención a la obtención y explotación de sal en nuestra región, aparecen a partir de mediados del siglo IX y prosiguen durante el siglo X, con claras referencias a esa explotación salinera en nuestra comarca y a la existencia en ella de las denominadas «officinis salinarum». Lugares como Naveces, Bayas o Molleda, aparecen en los documentos como sedes de esas oficinas.

La primitiva concesión, por parte de Alfonso VI, del Fuero a Avilés, tiene lugar, ya se ha dicho, en torno al año 1085. El mismo monarca concede el título de Conde de Portugal a Enrique de Borgoña en el año 1095, así como la mano de su hija Teresa de León. El período que va entre las dos concesiones regias, la del Fuero a Avilés y la del Condado de Portugal a Enrique, no excede de los diez años, pero es que, unos pocos años antes, Enrique de Borgoña aparece citado como testigo presencial en un documento que se genera en la comarca avilesina, concretamente en Molleda en el año 1079, relacionado con la sal.

Es curiosa también la coincidencia de que Alfonso Enríquez, hijo de Enrique de Borgoña y de doña Teresa, se proclame rey de Portugal en el año 1139, declare la independencia de Portugal en el año 1143 y ratifique esa independencia con el poder y el prestigio que le acarrea la conquista a los musulmanes de Lisboa en el año de 1147. Esa conquista de Lisboa, en 1147, implica la eliminación de la poderosa flota musulmana que asolaba los puertos cristianos del norte peninsular y el tráfico marítimo de los mismos, y se produce muy pocos años antes de la confirmación del Fuero de Avilés en el año de 1155, precisamente por Alfonso VII, nieto, como el rey portugués, de Alfonso VI y que, entre ambos, guardaban el parentesco de primos hermanos, hijos de dos hermanas, Teresa el primero y Urraca el segundo. La consolidación de Avilés como primer puerto del reino leonés y la expansión del comercio de nuestra villa, ratificada con la confirmación del Fuero, está muy relacionada por tanto, con la eliminación del peligro que suponía el puerto de Lisboa en poder de los musulmanes y la poderosa escuadra de piratas que albergaba. Consolidación de Avilés y consolidación del reino portugués van de la mano y tienen ambas que ver con la conquista por Alfonso Enríquez de Lisboa y con la confirmación del Fuero por Alfonso VII y, por tanto, con el protagonismo de dos primos hermanos, que reinaban en ese momento en Portugal y en León respectivamente.

La herramienta del comercio y expansión de Avilés será, cómo no, la sal. Pero Avilés no tenía toda la sal que necesitaba y debía importar. Uno de los centros salineros que nos abastecerá, desde los primeros momentos de nuestro alfolí, va a ser la zona de la ría portuguesa de Aveiro. Marinos portugueses y asturianos transportarán sal de la zona de Aveiro a Avilés. De Avilés llevarán a Aveiro madera, hierro y frutos, como castañas, avellanas, nueces etc. Pero, además, ambas ciudades y su zona de influencia, en torno a sus puertos y rías, entrarán en un circuito comercial más amplio, que incluirá, por el Sur, otros puertos portugueses, como Lisboa o Setúbal, otros puertos peninsulares, como Sevilla, Huelva, e incluso otros en el Mediterráneo, y por el Norte, con puertos de la costa atlántica francesa y los actuales Países Bajos.

La lana, las telas y el vino, entre otros, completarán la nómina de productos que serán transportados, comprados y/o vendidos en esos circuitos. Los siglos siguientes, más allá incluso de la propia Edad Media y hasta bien entrado el XVII, verán nacer multitud de intercambios entre Avilés y Aveiro, así como el nacimiento de empresas conjuntas, en las que ciudadanos de Avilés y de Aveiro emprendan negocios, asociándose, para realizar intercambios con comerciantes franceses o de otras nacionalidades.

Los años finales del XVII y, en mayor medida los del XVIII, verán decaer ese comercio salinero en Avilés y el puerto entra en franca decadencia perdiéndose, incluso, la noción de esa intensa relación con el puerto hermano de Portugal.

Este año ha tenido lugar la VII singladura de la UIM a bordo del buque de la Marinha portuguesa Creoula. Hace unas semanas tuvieron lugar en Avilés los seminarios formativos previos al embarque. La Universidad Itinerante del Mar, nació en Avilés y en Avilés tiene una de sus sedes, la otra está en la base principal de la Marinha portuguesa, en de Alfeite, Lisboa. Las cabezas de la UIM son la Universidad de Oviedo y la Universidad de Porto, pero también el Puerto y el Ayuntamiento de Avilés, junto con las Marinas de España y Portugal. Cada año veinte alumnos de la Universidad de Oviedo, muchos de ellos avilesinos, junto con otros veinte universitarios portugueses, reciben clases teóricas en Avilés y Portugal y luego embarcan en el Creoula para terminar su formación, en un programa singular, que ha recibido alabanzas y reconocimientos internacionales, entre los que destacan el denominado «Sail Training Organisation of the year» de la Sail Training International Association o también, por cuarta vez consecutiva, la Bandera Azul de la ADEAC.

En Mayo de este año se celebró en Oporto el Forum do Mar 2012, en el que se presentó la singladura de la UIM para el presente ejercicio. Se hizo en un stand que recibió la especial visita del Presidente de Portugal, Excelentísimo Señor D. Aníbal Cavaco Silva, así como el Presidente de la Cámara Municipal de Ilhavo, Señor D. José Agostinho Ribau Esteves, e importantes mandos del Estado Mayor de la Marinha Portuguesa. Fueron recibidos por autoridades académicas de la Universidad de Porto y de Oviedo y tuve el honor de asistir al acto en representación de la Alcaldesa y Municipio de Avilés. También este año, en la ría de Aveiro, se celebró el 75 aniversario de la construcción del Creoula, acto en el que estuvieron presentes el Almirante Jefe y las más altas autoridades de la Armada Portuguesa; también las más importantes autoridades civiles de la zona de Aveiro. Hubo una concentración de más de una docena de veleros de todo el mundo y una parada naval impresionante. Yo tuve nuevamente el honor de asistir en representación de Avilés, por delegación de la Alcaldesa, a todos esos actos. Entre ellos figuró una «palestra» que dicté en el Museo Marítimo de Ilhavo, sobre las relaciones de Avilés y de Aveiro en torno al comercio de la sal. Universidad, jóvenes en formación con el mar como base y fundamento, vocación marinera y promoción de Avilés, en un proyecto que ha trascendido fronteras y es reconocido y valorado internacionalmente. Hace ya siete años que el Ayuntamiento patrocina este proyecto, junto con otros que le son propuestos por la Universidad de Oviedo, a través de nuestro Centro Universitario y en concordancia con el convenio de colaboración que el Ayuntamiento y la Universidad tienen suscrito. Es ésta una actividad donde la presencia municipal trata, como en el resto de actividades universitarias en las que participamos, de que el precio sea asequible para los alumnos y la actividad pueda realizarse. Una actividad, en el caso de la UIM, que fusiona la enseñanza universitaria a través de la Universidad de Oviedo, con la tradición avilesina relacionada con el mar y nuestro puerto, pero también con las antiguas relaciones marítimas y comerciales con Portugal, en donde Avilés ocupó siempre un papel preponderante. Creo que merece la pena.