No hay consuelo ni palabras que mitiguen el desgarro de la mujer, hijos y hermanas de Daniel Darío Capellán, muerto el sábado de una puñalada en el corazón por un compatriota, el novio de su hermana (E. N. G. U.). Sólo queda el consuelo de que el presunto homicida, que había llegado para pasar el fin de semana en Avilés con su novia desde Bélgica, caiga y cumpla condena por el crimen Al cierre de esta edición, continuaba huido. "Es lo menos que esperamos: justicia", señaló Darling Capellán Hernández, hijo del difunto, al término del multitudinario funeral, en Sabugo. Más de doscientas personas arroparon en el templo de Santo Tomás a la mujer (Miguelina de los Santos), hijos (Jordi, Darling, Nicol, Daniela y Daniel) y hermanas del fundador de la Asociación de Dominicanos de Avilés, entre ellas, Clari, la novia del presunto homicida. "Este es un dolor muy grande", repetían los allegados a la víctima ante el féretro.

El coche fúnebre, repleto de coronas y ramos de flores, llegó a la explanada del templo pocos minutos después de las tres y media de la tarde. Las escenas de dolor de los familiares rompían el corazón. Sujeta por dos familiares entró en la iglesia la novia del presunto homicida y hermano del finado, que "está completamente destrozada". Sus hijos también protagonizaron escenas de intenso dolor: "Papi, papi", repetía con un llanto incontrolado uno de los seis hijos de Daniel (Dani) Capellán a la salida del templo. Otro tuvo que abandonar la iglesia acompañado por familiares y amigos, en un evidente estado de nerviosismo.

"Es una tarde triste en esta iglesia de Santo Tomás". El sacerdote, Reinerio Rodríguez, Neyo, inició su sermón con la lectura de un breve pasaje del libro del Génesis, la historia del hijo bueno y del malo, del Caín mató a Abel: "Más tarde dijo Dios a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?". "¿Quién puede escuchar vuestro lamento? ¿Quién puede secar las lágrimas? Ha sido una conmoción. No hay palabras para tanta desgracia, no hay palabras que puedan consolar a familiares y amigos. Lo mejor es guardar silencio, porque en silencio se guarda mejor el dolor", pronunció Neyo. El párroco de Sabugo, el barrio en el que residió Capellán Hernández en los últimos años, transmitió consuelo con sus palabras ("Dios nunca nos abandona"") y concluyó el sermón: "No sabemos el día y la hora para ser llamados ante la presencia de Dios". El día de Daniel Capellán fue el sábado 25 de noviembre, después del concierto de su ídolo Yiyo Sarante, en la sala Albéniz de Gijón, y por una puñalada del novio de su hermana, que precisamente había venido a pasar el fin de semana a Avilés desde Bruselas por la actuación de la estrella de la salsa.

Reinerio Rodríguez lanzó un mensaje a los asistentes al concluir el funeral: "En nombre de la familia, dentro de su dolor, gracias por la cercanía que habéis tenido con todos ellos, por las muestras de cariño, de condolencia, de amistad y de amor".

El himno de la República Dominicana y el de Asturias, que José María Martínez interpretó al órgano, acompañaron la salida del féretro con los restos de Capellán. Y más llantos, y más suspiros, y más miradas de incredulidad, como si nadie fuese capaz de creer que Dani, uno de los primeros dominicanos que se asentaron en Avilés en la década de 1990, se haya ido para siempre y víctima además de un crimen. "Tenía un carácter pacificador que hace aún más increíble lo ocurrido. Era de los que siempre evitaban la violencia para arreglar los problemas", apuntó un hostelero avilesino.

"No tenemos ni palabras, esto es una tragedia, para qué decirte", señaló una amiga del finado. "Estamos como estamos por el amor que le teníamos y por lo bueno que era", añadió otra. Una compatriota y vecina de Capellán no podía dejar de llorar: "Era vecino mío allá (en República Dominicana) y también acá. Nos criamos juntos y llegamos más o menos a la vez. Sus hijos son amigos de los míos, fueron a la escuela juntos... Este es un dolor muy grande".

La comunidad dominicana no fue la única que dio ayer el último adiós en Sabugo a Daniel Darío Capellán, que en los últimos años trabajó como relaciones públicas y organizador de eventos. La víctima del crimen de Llaranes era muy conocido en Avilés, ciudad en la que había vivido ya casi tantos años como en su país de origen. "Era una persona muy querida y respetada en el ámbito de la comunidad dominicana por haber sido de los primeros que llegó a la ciudad", apuntó un avilesino. "Era muy apreciado, estaba muy involucrado, siempre que se hacían cosas estaba dispuesto a colaborar. Vivía de hacer eventos. El mismo sábado estuve tomando una cerveza con él. Me habló de su próximo viaje a casa", añadió otro.

La comunidad dominicana asentada en Avilés, que teme que el homicidio haya conseguido salir de España pagando a alguien (llevaba unos 500 euros encima, según algunas fuentes), está arrasada de dolor porque lleva dos años encajando golpes a cual más duro. En ese tiempo, ha perdido a tres compatriotas: la chica ahogada en julio de 2016 en la playa de Salinas, un dj que falleció en accidente de tráfico en un viaje a su país natal y ahora el trágico final de Daniel Capellán.

El fundador de la Asociación de Dominicanos de Avilés estaba emocionado con el concierto asturiano de Yiyo Sarante y contaba los meses para regresar a su República Dominicana. Le quedaban poco más de dos para ese viaje. Sus restos yacen ahora a más de 6.000 kilómetros de la isla caribeña, en el cementerio de La Carriona. Y los suyos temen ahora que el hombre que acabó con su vida logre recorrer los mil y pico que lo separan de su país de residencia, Bélgica.