Apoteosis avilesina de Víctor Manuel, ídolo en el Niemeyer

El primero de los tres conciertos del cantautor este fin de semana en Avilés entusiasma a un público entregado

S. F. /M. N.

Éxtasis en Avilés en el primero de los tres conciertos consecutivos de Víctor Manuel en el Centro Niemeyer: tres conciertos y tres llenazos consecutivos en pocas horas. Esta noche y mañana, a las 20.00 horas continúa la fiesta de la memoria del cantante de Mieres.

Avilés es plaza predilecta del autor del creador de "La romería". Y lo es desde siempre. Últimamente, en el propio complejo cultural de la ría, pero también en el teatro Palacio Valdés. Adonde va, y adonde viene, triunfa.

Con todas las entradas agotadas Víctor Manuel presentó su gira "La vida en canciones (El escenario lo cura todo)", con el que celebra su 75.º aniversario, haciendo un recorrido por las canciones más significativas de su vida.

Con una puesta en el escenario potente con 6 músicos comenzó con la "Danza de San Juan". Siguió con "Quiero abrazarte tanto", muy reformada armónicamente. Y destacando los sutiles adornos de flauta. Luego, "Bailarina" con nuevos arreglos vocales y musicales. Saludó con un "Buenas noches, muches gracies por estar aquí, ¡cuántas cosas tengo yo con Avilés!". Recordó que en el año 2009, cantando en el Palacio Valdés un espectáculo llamado "Vivir para cantarlo" vio nacer el globo del Niemeyer y lo inauguró dos años después "por la parte de atrás porque por la parte de alante lo inauguró Woody Allen". Anunció que estaría un rato largo para cantar todas las canciones "que a mí me dé la gana" .

En el espectáculo del 2009 "Vivir para cantarlo" contaba historias muy largas y recordaba a la luna y también la particularidad de los cáncer (lunáticos ) que están obsesionados por qué todos a su alrededor estén bien. Avisó que la luna se aleja de todos nosotros 38 milímetros cada año y "llegará un día en que ni ustedes ni yo la veamos". Y comenzó a sonar, apropiadamente, la canción "Luna".

Público asistente al concierto. | Mara Villamuza

Público asistente al concierto. | Mara Villamuza / S. F /M.N.

Evocó que los de su generación estudiaban bachillerato tenían francés como única alternativa y confesó que la primera vez que perdió la cabeza por una mujer fue por la actriz Brigitte Bardot: con lo guapa y transgresora que era y "ahora es una petarda". Todo este discurso nostálgico e irónico para presentar "A dónde irán los besos".

Después, "Sube al desván", "Ay, amor" y "Nada sabe tan dulce como su boca"... "El hijo del ferroviario", contó, la escribió en honor a su padre, y relató la historia de Delfina, la guardesa que fue atropellada por un tren por salvar "a un borracho que había quedado atrapado en las vías".

Después de cantar "La madre" llegó una parte acústica con temas míticos como "La Romería", "Paxarinos", "Carmina" o "La planta 14" y volvió con toda la banda para la parte final, que comenzó con "Allá arriba al norte". El entusiasmo del público no disminuyó ni un ápice.

La gira de los setenta y cinco años de Víctor Manuel se presentó este otoño. Primero una fecha, inmediatamente, la segunda hasta terminar con la tercera: viernes, sábado y domingo con el de "Ay, amor" y "El cobarde", una fiesta grande que ya se había empezado a notar cuando se vio al músico pasear por Avilés como si nada, pero sembrando oes en todos lo que le siguen y le descubrieron por las calles. Y esos que le siguen son, de momento, tres mil personas: lo nunca visto en el Niemeyer, ahora que ya se ha amortizado la deuda que lastraba su desarrollo internacional.

La fiesta asturiana del músico más asturiano de todos continúa el próximo 7 de octubre –en Gijón– y en Oviedo, a finales de este año. Estos setenta y cinco años en la carretera y sobre las tablas se cierran en Navidad en el Wizink Center, en Madrid, que es un recinto capaz de junta a 15.000 personas. Víctor Manuel, a lo grande en uno de los escenarios más grandes.

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