Los cambios del paisaje industrial: la piqueta ya hace mella en Baterías

El resultado del desmantelamiento de la antigua coquería empieza a ser visible desde el exterior de la instalación

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Finalizada la fase de desmontaje de los depósitos y de las tuberías de gas de coque, la demolición del grueso de las edificaciones que conforman el complejo de baterías de coque de Avilés avanza viento en popa. Tanto que desde el exterior de la coquería ya son visibles los "mordiscos" que las máquinas han dado a inmuebles y estructuras. Esta fase del desmantelamiento se prolongará durante diez meses, o al menos ese es el plazo que se ha dado a la UTE que acomete la obra, Erri Berri-Afesa. El año que viene por estas fechas solo debería quedar en pie el gasómetro Este. A sus pies se extenderá un espacio para usos industriales y logísticos de más de 200.000 metros cuadrados. Según el calendario anunciado, el suelo estará listo en marzo de 2024 para su posterior urbanización.

Según explican desde la sociedad estatal Sepides –la dueña y gestora de ese suelo–, los trabajos en marcha se han planificado en cinco etapas para "poder llevarlos a cabo de forma segura". Esas cinco etapas son las siguientes: limpieza y desamiantado, desmontaje, achatarramiento, demolición, y acondicionamiento de suelos.

Por otra parte, el presidente de Sepides, Antonio Cervera, puso deberes al Ayuntamiento de Avilés en su última visita a la ciudad: hizo ver que urge desatascar la modificación del Plan Urbano y que, en ese sentido, hay que resolver las alegaciones que ha presentado la empresa inquilina del espacio Deganta Aguas "para evitar que se repitan demoras del pasado".

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La misma empresa vasca que trabaja en el desmantelamiento de las antiguas baterías de coque de Avilés, Erri Berri, acomete estos días la fase final del achatarramiento de la acería LD-II en Tabaza, una instalación que llevaba 35 años fuera de servicio (la última colada se vertió el 31 de diciembre de 1987), aunque se utilizaba para otras funciones, como la de almacén.

Con el proceso de achatarrado iniciado a finales del año pasado por ArcelorMittal, propietaria del edificio en su calidad de heredera de Ensidesa, la compañía siderúrgica quiere liberar espacio para sus proyectos de futuro, todos aquellos que entroncan con la transición ecológica y la producción del llamado «acero verde» (libre de huella de carbono).

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