Entrevista | Arancha Martínez Riola Candidata de Vox a la Alcaldía de Avilés

"Avilés pasó de ser la tercera ciudad a ser de tercera; hay que potenciar la marca de la villa"

"El Niemeyer no tiene nada que envidiar al Guggenheim; tenemos que ‘venderlo’ bien y programar más actos y más asequibles"

Arancha Martínez Riola, en la torre del Centro Niemeyer.

Arancha Martínez Riola, en la torre del Centro Niemeyer. / MARA VILLAMUZA

Marián Martínez

Marián Martínez

Arancha Martínez Riola (Avilés, 1978) repite como cabeza de lista de Vox a la alcaldía de su ciudad natal. Asegura que Avilés necesita con urgencia una marca de ciudad y aprovechar el Niemeyer y su posición como pulmón industrial de Asturias para "venderse" al mundo. Rechaza hablar de pactos postelectorales, porque lo importante ahora es "echar a la izquierda del gobierno local".

–Defina con una palabra cómo ve la situación de Avilés.

–No quiero trasladar una imagen negativa de la ciudad en la que nací, vivo y de la que me siento orgullosa. Pero está al límite. Está en un momento en el que teniéndolo todo para triunfar, no lo está consiguiendo. Tenemos una caída demográfica importantísima.

–Eso ocurre en todo el país.

–Pero yo soy concejal de Avilés, y veo como nuestros jóvenes y la gente que ronda 40, 45 años, han salido fuera y pocos han retornado. Veo que a Avilés se le escapan oportunidades, que era la tercera ciudad de Asturias y ahora está empezando a ser una ciudad de tercera. Y no lo digo yo, que me duele muchísimo porque me considero muy avilesina, pero hablo con mi entorno y es lo que ve. El comercio está en decadencia, ni siquiera Zara ha aguantado en Avilés; el ocio es algo parecido...

–Está la industria.

–En los últimos años no hemos sido capaces de captar ninguna industria potente que sea un revulsivo. Municipios vecinos van viento en popa, como Corvera, que ha logrado captar la ciudad deportiva del Real Avilés; Castrillón, que es capaz de atraer población, sobre todo, joven. Y, en Avilés, vemos un éxodo de población a otros concejos y eso es porque no somos capaces de captar ni fijar población.

–¿Por qué cree que ocurre esto?

–Es la imagen de marca Avilés, que hay que potenciarla. En los años 90 era una ciudad y tenía como un peso específico en la región, era un orgullo. Pero la desindustrialización, el cierre de sitios de ocio emblemáticos, la caída del comercio... la ciudad ha ido perdiendo el relumbrón que tenía. Hay que abogar por una recuperación de la marca Avilés de manera urgente. Todo el que no viene exprofeso, pasa de largo porque las entradas están degradadas, descuidadas, y con las peatonalizaciones, todavía es más difícil adentrarse y llegar al casco urbano. Avilés ni siquiera tiene un cartel de bienvenida, unas letras que anuncien que llegas a la ciudad... nada. Son asuntos mundanos, pero que dan imagen.

–¿El Niemeyer debería ser esa imagen, esa marca?

–El Niemeyer iba a ser un revulsivo y cambiar la imagen de una ciudad desconocida para la mayoría y considerada fea e industrial, pero en lugar de eso, está enfangado por la gestión inicial y la sombra de la corrupción siempre le sobrevuela. Y encima el equipo de gobierno socialista tiene la desfachatez de contratar obras dirigidas por Natalio Grueso, el exdirector condenado a prisión por enriquecerse a costa de las arcas municipales de una ciudad a la que hizo muchísimo daño. Ahora que las arcas están saneadas, lo que nos ha costado 300.000 euros al año a los avilesinos, debe tener más peso en la marca Avilés.

–¿Qué haría usted?

–Primero, cosas sencillas. El Niemeyer es una joya arquitectónica que debemos valorar, y la programación cultural es muy buena. Pero, la señalización es nula, la entrada nefasta, la iluminación inexistente...El problema es que ni Principado, ni Ayuntamiento, ni la propia Fundación se esfuerzan en su proyección y son incapaces de atraer visitantes. Está totalmente infrautilizado y es carísimo para realizar eventos. Igual hay que plantearse hacer más actividades y a precios más asequibles. Y está infravalorado, cuando no tiene nada que envidiarle al Guggenheim.

–Uno de sus caballos de batalla es la peatonalización.

–Vox no está en contra de las peatonalizaciones, de lo que estamos en contra es de una peatonalización que restringe el tráfico a una zona comercial importantísima como es el eje de la plaza de abastos, Las Meanas, Rui Pérez, y Sabugo sin alternativa de acceso. Le aseguro que los comerciantes del eje central de Avilés están desesperados. La población está muy envejecida, y quienes van a la plaza no pueden o no quieren cargar con las bolsas. Eso está causando unas pérdidas importantísimas y muchos comerciantes lo pasan mal para afrontar los gastos. Y ahora quieren seguir peatonalizando.

–Otro, el bolardo de Emile Robín.

–Es el Caballo de Troya de Vox desde que lo pusieron. Destroza varios coches a la semana.

–Está muy señalizado que no se puede acceder a esa calle.

–Pero es que no hace falta ponerlo, porque entorpece a los comerciantes de la plaza de abastos. Lo que proponemos es la bajada del bolardo y circulación de tráfico calmado, y que se suba cuando haya eventos.

–¿Qué les parece la propuesta del PP de construir un aparcamiento subterráneo en el parque de El Muelle?

–Nosotros hacemos propuestas realizables y con sentido común. La respetamos, y ojalá se pudiera hacer, pero no vamos a proponer levantarlo todo otra vez con el consiguiente gasto que supondría una obra faraónica para 200 plazas de aparcamiento.

–En los últimos presupuestos no presentaron ni una sola enmienda.

–Nosotros estamos aquí para el beneficio de Avilés. Cuando se llevan propuestas sensatas votamos sí. En los tres años anteriores presentamos enmiendas y pese a que se nos ofrecía negociación, nunca se nos concedió lo más mínimo, pero luego el gobierno local se las aprobaba a otros grupos o se las apropiaba. Como no tenemos afán electoralistas, no nos vendemos por tres baldosas.

–Si gobernara, ¿cuál sería su primera medida?

–Antes de prometer grandes obras y reformas, debemos revisar de cuánto dinero se dispone, porque Vox no quiere ir al endeudamiento. Revisaría el presupuesto real disponible para saber exactamente con qué dinero contamos para realizar obras y aplicar nuestro programa, y abogaría por una revisión impositiva de tasas e impuestos municipales.

–¿Cómo se mantienen los servicios públicos sin impuestos?

–Con una redistribución presupuestaria, porque hay partidas ajenas a la Administración Local y otras que sobran.

–¿Por ejemplo?

–Se destinan más de 180.000 euros a Cooperación Internacional. ¿Otras? Las partidas a chiringuitos, muchos contratos menores, la concejalía de Igualdad, que tiene una partida que se podrían destinar a programas de empleo y servicios sociales que sean globales. Eliminaríamos esa concejalía y crearíamos una de infancia y familia que sea transversal, porque las mujeres y los hombres son iguales.

–¿Pactaría con el PP para gobernar en Avilés?

–Vox no va a ser un obstáculo para que Avilés cambie de gobierno para poner fin a 40 años de gobierno socialista. No es hora de pensar en pactos, sino de echar a la izquierda.

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