Alberto San Juan | Director de "Lectura fácil", el sábado en el teatro Palacio Valdés de Avilés

"Cualquier manifestación de la imaginación humana puede abrir el futuro"

"La sociedad construida a partir del poder de unos sobre otros está destruyendo las condiciones para la continuidad de nuestra vida"

Alberto San Juan. | |  
ATHENEA EUGON

Alberto San Juan. | | ATHENEA EUGON / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Alberto San Juan (Madrid, 1968) es el director de "Lectura fácil", una comedia basada en la exitosa novela del mismo título de la ganadora del Nacional de Narrativa Cristina Morales. El director atiende a LA NUEVA ESPAÑA a través de Whatsapp. Justamente hoy [por ayer] rueda en Barcelona la nueva película de Dani de la Orden.

–Tras un año de gira, ¿el camino de la emancipación que eligen las cuatro protagonistas de su obra es el bueno?

–Creo que la única que se atreve a escoger la emancipación es Marga. Y lo consigue, pero solo durante unos días, hasta que la detienen, la esterilizan y la vuelven a institucionalizar. Pienso que siempre es bueno crear estrategias para la emancipación, cuidando en no suicidarse por exceso de riesgo.

–¿La batalla contra el poder es improductiva?

–Lo único productivo es luchar contra el poder, cuidando, insisto, de no hacerlo de forma suicida. El suicidio como objetivo es una característica, precisamente, del poder. Lo estamos contemplando hoy: la sociedad construida a partir del poder de unos sobre otros está destruyendo las condiciones indispensables para la continuidad de nuestra vida en este planeta.

–¿El teatro ya no es un arma cargada de futuro?

–Cualquier expresión artística, cualquier manifestación práctica de la imaginación humana puede abrir el futuro. Puede cambiar cosas, puede mejorarlas.

–¿Por qué se metió a dramatizar la novela de Cristina Morales?

–Porque me fascinó lo que cuenta y cómo lo hace: los personajes que crea y su forma de expresarse.

–¿Qué fue lo mejor? ¿Escribir el texto, montarlo?

–Todo el proceso fue, a pesar de inevitables frustraciones, muy hermoso. Lo mejor, sin duda, el trabajo con las interpretes. Ellas siete son el corazón de todo esto.

–¿Qué sucede cuando un trabajo compuesto tras semanas de ensayos cobra forma sobre las tablas, con el público delante?

–Que el director desaparece y el elenco se convierte en dueño de la cosa. Que vuela sola y que el director, a mí me pasa, se come la frustración de no haber llegado más lejos en la adaptación y la puesta en escena que, a mi entender, quedan por debajo de la historia. Deficiencia que afortunadamente compensa el maravilloso, insisto, elenco de interpretes.

–¿Es de seguir el montaje que diriges cuando sale de gira?

–Ojalá. También soy actor y ando siempre de gira con otros espectáculos.

–¿La dirección es paso obligatorio para los actores con tu experiencia?

–No. Es totalmente voluntario.

–¿El Teatro del Barrio ya es aquello que habías imaginado cuando lo abriste?

–Pues lo que yo imaginé en un principio se vio modificado desde el principio. Yo quería hacer un teatro donde mandara yo y desde el principio fue una asamblea de socios cooperativistas. Tuve el lujo de poder poner mi soberbia frente al espejo, aprendí mucho y, unos años después, me fui. Hoy ya no participo directamente la gestión. Soy socio, sin más. Sin tiempo ni siquiera de asistir a las asambleas.

–Anda ahora con Lorca que en 1930 que dijo aquello de que el sistema económico que conocía –posterior al 29– era tan "cruel" que había que cortarle el cuello. ¿Seguimos igual?

–Peor. Lorca ya anticipó que el sistema que todo lo convierte en mercancía, el capitalismo, es incompatible con la vida. Hoy esto es una realidad mucho más profunda y abismal. Ahora bien, mientras quede una sola alma sin cazar habrá actos de imaginación contra el poder. Y, quién sabe...

–¿Se imaginó alguna vez volver a ver en las calles a la extremaderecha?

–No de una forma tan descarada como hoy. No son sólo ultraderecha los partidos así denominados y sus fanáticos en la calle, también lo son Joe Biden o Ursula Von Der Leyen. Igual de racistas, criminales, neoliberales.

–¿Qué está rodando?

–"Una casa en flames", de Dani de la Orden, una película en la cual tengo el placer de hablar catalán. Hago de castellano que vive en Cataluña y está casado con una catalana.

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