Crítica / Teatro

La realidad desubicada

El "Off Niemeyer" se cierra con un montaje de teatro documental

Saúl Fernández

Saúl Fernández

"La caja" tiene un subtítulo de lo más sugestivo –vale, reiterado y poco original, pero sugestivo–: "Donde la realidad pierde sus límites". Desirée Belmonte, que es la responsable del espectáculo que cerró antes de anoche el ciclo de otoño del Off Niemeyer, en Avilés, lo ha puesto para hablar de la enfermedad mental así en genérico, pero de la esquizofrenia y la bipolaridad a través de las palabras de Jordi, Mabel y de los que estuvieron cerca de Vicente Rubio, que es el único que no habla por que es el único que no está en este mundo. O, al menos, no lo está de cuerpo presente, aunque sí de palabra y obra. Fue documentalista, se perdió buscando de su alma gemela...

Belmonte coge estos ingredientes, "investiga" y saca "La caja". Belmonte es de las dramaturgas que "investiga" para componer un espectáculo y así procurar dejar huella profunda en el mundo. Es lo que se llama "teatro documento", o sea, contar la verdad con las herramientas que otorga un género de ficción que nació para explicar a los dioses, pero que sirvió mejor para explicar a los hombres.

El problema de "La caja" no es ni el género utilizado, ni las formas presentadas, a pesar de que buena parte de la hora del espectáculo sucede en una pantalla comentada por Belmonte y en sus tres instalaciones, no sobre el escenario. El problema es que el asunto que desarrolla –la "fábula"; vale, ya sé que acudir a Aristóteles a estas alturas, es un precipicio– sea interesante. Y a uno le interesó más bien poco. Y sucedió así por una necesidad de mantener la unidad de discurso. La actriz-acotadora sale a escena a explicar cómo fue su relación con Mabel, lo difícil que era seguir sus procesos mentales, las distintas realidades... Y cuando el espectador acepta las reglas del juego del primer acto, el espectáculo se encamina por derroteros desubicantes. Y así no hay manera.

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