Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

Los plantones de manzano de sidra se han convertido en un bien escaso, y eso que no ha hecho más que empezar la temporada de cultivo, que llega adelantada unos quince o veinte días porque la ausencia de lluvias en las últimas semanas permitió preparar antes las pumaradas. A ello se unió que el calor del otoño retrasó la caída de la hoja y provocó que también se dilatara la puesta a la venta de la planta, explica el viverista maliayés José Madiedo.

La tendencia a la baja de las ventas de los últimos años hizo pensar en unas previsiones de producción menores que ahora no son suficientes para atender al notable incremento de los pedidos en esta campaña, en la que es casi imposible encontrar plantas, señala Madiedo.

Tanto el viverista como el gerente de la Asociación de Cosecheros de Manzana de Sidra de Asturias (Acomasi), Jorge García, coinciden en afirmar que la campaña de 2011 fue bastante pesimista, y prueba de ello son las escasas solicitudes presentadas en el Principado para optar a la ayuda para el cultivo de manzanos. «Fue disminuyendo, y el año pasado tocó fondo», reconoce García. Otro dato reseñable es que si en 2011 se cosecharon en Asturias poco más de 20 hectáreas, este año sólo entre los socios de Acomasi y la propia cooperativa superarán las 30. «Desde hace un mes ya no hay ni un plantón», admite Jorge García, a la par que añade que incluso hay cosecheros que han tenido que aplazar el cultivo hasta el próximo invierno.

A pesar de las negativas expectativas que tenía el sector, José Madiedo quiso seguir apostando por el manzano de sidra en su vivero de Villaviciosa y ahora se congratula de la decisión, porque es lo que le está permitiendo asumir parte del incremento de los pedidos. «Estamos teniendo una avalancha de clientes. Estamos en chasis de todo y con lista de espera por si se anula algún pedido», agrega. La mayoría demandan manzano de sidra en clonal o semienano, variedad más solicitada para el cultivo de nuevas pumaradas. El viverista achaca este repunte a la crisis, que ha llevado a muchos desempleados a buscar una salida en el campo y que ha hecho que para otros sea un complemento para su economía doméstica. La falta de salidas profesionales obliga a muchos jóvenes a sacarle provecho a algún terreno familiar en desuso.