"Aquí estamos los que paramos la Marcha Verde", advierten con humor un grupo de nostálgicos de los tiempos de la mili que este fin de semana celebraron un reencuentro en San Miguel de la Barreda, en el que las "batallitas" y las anécdotas le quitaron, aunque fuera sólo por unos momentos, varios años de encima a más de uno.

Fue hace cinco años cuando dos quintos del año 1973, Benigno García y Florián Sánchez, decidieron por primera vez reunir a las personas que les acompañaron en una aventura de más de año y medio con destino el cuartel de Camposoto (Cádiz) y en Ceuta. Desde entonces, esta reunión se instauró como una cita fija para cada año, en la que se consigue citar a algún compañero de batallas al que se le perdió la pista hace unos 40 años.

En esta ocasión fueron 23 los veteranos de la mili que se reunieron en el bar San Miguel, aunque hubo algunos con mayor alegría, como fue el caso de Jesús Gómez, que asistía a la cita por primera vez desde La Coruña. "Me hacía especial ilusión porque estamos hablando de 40 años sin ver a esta gente", explica el hombre, que aprovechó para rememorar varios episodios de su paso por la compañía de transportes y automovilismo.

Junto a él hubo también otro participante llegado desde Segovia, Santiago Sanz, al cual no le cuesta recorrer unos cuantos cientos de kilómetros cada año para desempolvar los recuerdos del servicio militar. "Es la tercera vez que me acerco y sin duda merece la pena", indica Sanz, que contó con la compañía de conocidos provenientes de diferentes lugares de Asturias como Siero, Avilés, Gijón, Oviedo, Mieres o Villayón.

Entre las anécdotas más concurridas están las que surgieron en torno al hecho de que a estos quintos les pillase la Marcha Verde de Marruecos hacia el Sáhara en pleno servicio militar en Ceuta. "Tuvimos que quedarnos quince días mas por lo que pudiera pasar", cuenta Benigno García, al mismo tiempo que recuerda como finalmente les dejaron volver cuatro días antes de lo previsto tras alargar su estancia.

Muchos episodios que fueron revividos mesa y mantel mediante y con un menú a base de garbanzos con bacalao, pote, callos y cabrito a elegir, para celebrar al mismo tiempo el Desarme y citarse de cara al próximo año, cuando esperan contar con una afluencia mayor que facilite completar mejor el puzzle de unos recuerdos inolvidables. "Éramos casi 60 y muchos los tenemos todavía sin localizar", confiesan los organizadores.