La comparecencia del ministro de Industria en el Congreso no defraudó. El canario José Manuel Soria dio para las Cuencas una paletada de cal y otra de arena. La buena noticia, aunque sea una mera declaración de intenciones, trae algo de alivio: el Gobierno central se fija como objetivo mantener «a toda costa» las minas y las centrales de carbón nacional como garantía de suministro energético para España. Al menos anuncia batalla en la Unión Europea para intentar cambiar la «decisión» que aboca al cierre en 2018 las empresas mineras que no sean rentables, incluida Hunosa y la mayoría de las minas asturianas, excepto las de Victorino Alonso en Tineo y Cerredo. ¿O las intenciones salvadoras de los populares sólo alcanzan a las minas que logren la rentabilidad y el fin es que no tengan que devolver las ayudas recibidas? Ésta es una cuestión pendiente de aclaración.

La mala noticia: el ajuste de los fondos será más severo que el anunciado en diciembre y el Gobierno no asume los incumplimientos de los anteriores gobernantes socialistas. Es decir, que no se van a recuperar los 800 millones pendientes de gastar y la única intención es acabar las obras iniciadas, aunque se prolonguen los plazos de ejecución por falta de dinero.

Si se ponen las dos noticias dadas ayer por el ministro de Industria en el fiel de una balanza es difícil calcular hacia dónde preferimos que se incline. Es más, si no se puede tener todo, minas abiertas y fondos mineros, como así parece, ¿qué es más necesario para las Cuencas? ¿Es mejor mantener un sector activo, con unos pocos de miles de puestos de trabajo, siempre sobre el filo de la amenaza permanente de cierre o poder completar las inversiones de los fondos pendientes con carreteras, polígonos y servicios sin concluir o, en el peor de los casos, sin iniciar? Cada lector tendrá su opinión.

La comparecencia de Soria de ayer tuvo tintes de funeral, de los que generan gran expectación por su boato. El Ministro comenzó a certificar la defunción de los fondos mineros, provocada por la mala gestión del PSOE y los ajustes de la crisis. Descansen en paz.