Oñón y sus trece años de mala suerte

El viejo barrio de Mieres se derribó en 2009 y no se han ejecutado el parking subterráneo y el plan residencial, con 222 pisos y zonas verdes

Trabajos de demolición del viejo barrio de Oñón, en 2009.

Trabajos de demolición del viejo barrio de Oñón, en 2009. / David Montañés

El Ayuntamiento de Mieres y el Principado pactaron hace dos décadas poner en marcha el plan integral de Oñón, con más de 220 viviendas. El primer paso se abordó en 2009, con el derribo de lo poco que quedaba de este popular barrio mierense. Lo que parecía el inicio del segundo ensanche de Mieres, tras la urbanización de la Mayacina, ha terminado desembocando en 13 años de mala suerte. La crisis primero y el aparente desinterés político después han provocado que lo único que se haya hecho en casi tres lustros sea un aparcamiento.

El barrio de Oñón no solo ha visto como se ha desvanecido el plan urbano proyectado por la sociedad pública Sogepsa, propietaria de los terrenos. Además, también zozobró, en este caso cuando ya estaba listo para atracar, la actuación prevista con fondos mineros para la construcción de un parking subterráneo. La ejecución se paralizó en 2011 al decidir el Gobierno central (PP) bloquear la tramitación de las ayudas al carbón. Tanto el Ayuntamiento como la empresa adjudicataria decidieron entonces cubrirse las espaldas ante la posibilidad de que la inversión aprobada para construir el equipamiento no llegase a tramitarse, como finalmente ocurrió. El proyecto correspondía a los fondos del bienio 2006-2007 e, inicialmente, contó con un presupuesto de 1,7 millones de euros.

La definitiva suspensión del plan residencial de Oñón llegó cinco años después. Sogepsa y el Ayuntamiento de Mieres firmaron en 2016 un convenio para aprovechar los citados solares como aparcamiento. La actuación se ejecutó en 2019 con una inversión de 215.504 para habilitar 300 estacionamientos, al tiempo que se reordenó el entramado vial de la zona norte de la ciudad.

Derribos

Un equipo de demoliciones desembarcó hace 13 años en Oñón para derruir las últimas viviendas del viejo barrio mierense.

Planificación

El Principado pretendía construir 222 viviendas. En una superficie total de 27.600 metros cuadrados, de los que 7.133 se destinarán a zonas verdes y 900 a equipamientos. 

En el aire quedó el plan residencial previsto inicialmente para Oñón, que establecía la construcción de más de 200 pisos. La propuesta esbozada a principios de siglo afectaba a una parcela de 23.363 metros cuadrados, de los que 7.133 se iban a destinar a zonas verdes y otros 900 a equipamientos. En cuanto al espacio residencial, se preveían varios edificios, con un total de 222 viviendas y un porcentaje de pisos protegidos que nunca se concretó. Este asunto llegó a generar cierta polémica en el Ayuntamiento, ya que Sogepsa estimaba en un principio que todas las viviendas a desarrollar fuesen de promoción libre.

Al final, la discusión resultó una pérdida de tiempo, ya que nada se ha edificado. El Ayuntamiento ha optado por el pragmatismo a la hora de plantear un aprovechamiento a medio plazo de los terrenos de Oñón. Así, ha cambiado un proyecto de 200 pisos por uno de 300 aparcamientos. Al menos provisionalmente, ya que el gobierno local matiza que el año que viene, cuando caduque el convenio de cesión de la parcela, valorará de nuevo la viabilidad de poder ejecutar el plan urbano inicial. A estas alturas parece improbable que la parcela recupere su uso original y se derribe el aparcamiento.

Al margen de los proyectos en Oñón han acontecido otros problemas a lo largo de los años. Un informe de la Consejería de Medio Ambiente reveló en 2016 que el asfalto que había apilado el Ayuntamiento en la zona, procedente de las obras de la A-66, era contaminante. Los residuos generaron una enorme controversia política y finalmente tuvieron que ser retirados sin poderse reaprovechar en la ejecución de arreglos de carreteras locales, como pretendía el gobierno local. También es objeto de quejas el deterioro que sufre el polideportivo de Oñón.

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