Los infractores con las "cacas" de perro sortean a los policías de paisano en Mieres

El Ayuntamiento detecta que quienes incumplen la normativa higiénica intentan evitar tanto las multas como ser reprendidos por un vecino, por lo que actúan solo cuando perciben que están solos

Un espacio destinado a perros en Ujo.

Un espacio destinado a perros en Ujo.

Las constantes quejas de los vecinos han obligado al Ayuntamiento de Langreo ha poner en marcha un plan de vigilancia y de sanciones contra los propietarios de mascotas que no recojan los excrementos de la calle. No se trata de una iniciativa novedosa, ya que en Mieres hace tiempo que la Policía Local realiza este tipo de servicios con indumentaria de paisano, como sucederá en Langreo. Ahora bien, la medida no es tan efectiva como cabría esperar para erradicar en concreto la desatención de la obligación de recoger las defecaciones caninas. Según la experiencia de la Policía Local, este tipo de patrullas ofrecen mejor resultado en el caso de controlar la presencia de animales sueltos. 

La Policía Local de Mieres solicita todos los años autorización para que cuatro de sus agentes puedan realizar servicios de paisano, algo que normalmente solo hace la unidad de violencia de género. Si bien con esta medida se busca dar una más amplia cobertura de seguridad ciudadana, el control del cumplimiento de la nueva ordenanza municipal reguladora de la tenencia de animales de compañía es una de las funcionales del personal. Se está sancionando a quienes no recogen los excrementos, pero el factor “incognito” no es tan eficaz como podría interpretarse inicialmente.

“Es cierto que controlar estas prácticas incívicas con agentes de uniforme es imposible, porque todo el mundo cumple con su deber si tiene cerca un policial perfectamente identificado”, explican portavoces de la Policía Local de Mieres. En servicio de paisano el nivel de alerta baja, pero sigue existiendo un freno: “Normalmente basta con que halla alguien cerca mirando para que este tipo de personas se vean obligadas a recoger los excrementos”, señalan las citadas fuentes.

Por lo visto, quienes no recogen las “cacas” de sus mascotas lo hacen habitualmente cuando sienten la protección de la impunidad que ofrece la soledad. “Se puede decir que quien se comporta incorrectamente no quiere que lo multen por ello, pero tampoco le gusta que le llamen la atención, algo que por suerte ocurre cada vez con más frecuencia, afeando este tipo de conductas abusivas con el resto de la sociedad”, señalan desde el Ayuntamiento de Mieres. Donde sí es efectiva la vigilancia de paisano es a la hora de controlar la presencia de perros sueltos. Aquí los propietarios insolidarios parecen más dispuestos tanto a correr el riesgo de una sanción como a sufrir el bochorno de ser reprendidos por un conciudadano.

La nueva ordenanza, que entró en vigor el año pasado tras una larga tramitación administrativa, ofrece una mayor protección a los animales, con sanciones de hasta 3.000 euros por maltrato o abandono de los mismos. Ahora bien, y sin llegar lógicamente a acercarse a las citadas cuantías, el descuido de las normas cívicas también ha sido agravado. Y es que las infracciones leves han pasado de estar contenidas entre los 6 y los 30 euros a oscilar entre los 300 y 750 euros. Entre ellas está no diluir los orines de las mascotas, algo que hasta el año pasado momento no era obligatorio. Los propietarios de canes han pasado a estar obligados a portar botellas con una mezcla de agua y vinagre que será empleada para limpiar los espacios públicos tras los orines de los animales. En Mieres hay actualmente más de 8.000 perros censados.