La Premio Nobel que salvó al mundo y sus "fuertes lazos" con los niños de Langreo

La científica Katalin Karikó, "madre" de la vacuna contra el Covid, se emociona con la felicitación de sus "amigos" del colegio Clara Campoamor de Riaño, con los que tenía contacto incluso antes de visitarlo cuando fue premiada con el "Princesa de Asturias" en 2021

Los alumnos y profesores del colegio Clara Campoamor de Riaño, con la pancarta de felicitación a Katalin Karikó.

Los alumnos y profesores del colegio Clara Campoamor de Riaño, con la pancarta de felicitación a Katalin Karikó.

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Corría el año 2021 cuando la comunidad educativa del colegio Clara Campoamor, en Riaño, decidía homenajear con motivo del día de la mujer a la científica Katalin Karikó, madre de las vacunas de ARN mensajero, como las que se acabaron usando contra el covid-19. Un hecho que emocionó profundamente a la bioquímica húngara afincada en Estados Unidos, que posteriormente, ese mismo año, tras recibir el premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica quiso visitar el centro langreano. Quería conocer a aquellas personas que se anticiparon en el tiempo a su primer gran reconocimiento público. Ahora, tras ser premiada con el Nobel de Medicina, los alumnos del colegio volvieron a felicitar a su amiga científica con un mural y un vídeo, que de nuevo, dejó con lágrimas en los ojos a la investigadora, que lo compartió en sus rede sociales. La mujer que salvó al mundo de la pandemia tiene fuertes vínculos con los niños de Langreo.

La directora del centro, Marta García, explica que Katalin Karikó se ha vuelto un referente dentro de la comunidad educativa de Riaño. "Tanto es así, que cuando le dieron el premio Nobel hubo gente que llamó al colegio para felicitarnos a nosotros", señala la docente, que recuerda como empezó el vínculo tan fuerte que ahora les une a la bioquímica.

"En plena pandemia decidimos trabajar sobre su persona, y nos propusimos hacer una vacuna 'de los buenos deseos'", señala García, para explicar que a posteriori, contactaron con Karikó a través de redes sociales. "Se mostró muy ilusionada con aquel trabajo, nos lo agradeció mucho, e incluso nos llamaron desde la embajada de Hungría en Madrid", recuerda. Fue el germen de una unión, la de Karikó y Riaño, que se haría todavía más fuerte cuando le concedieron el "Princesa de Asturias" 2021 junto a otros cinco colegas. La científica pidió poder visitar el centro con el que había establecido contacto meses antes. "Aquella jornada fue única, más aún porque fue ella la que le pidió a la Fundación venir a visitar el colegio y hacer un acto aquí", señala la directora del Clara Campoamor. "Se mostró muy amable, muy cercana con todos", apunta. Tal fue el cariño que la bioquímica le tomó al centro, que donó la parte económica que le correspondía del premio al centro, para que se utilizase en la adquisición de materiales. "Al ser un centro público nosotros no gestionamos el dinero, sino que le dimos una lista de necesidades, y fue ella la que se encargó de comprar el material escolar", explica Marta García, que además quiso poner en valor que "lo hizo todo con empresas asturianas". Así, desde 2021 el colegio de Riaño cuenta con microscopios, con kits de experimentos, o con materiales desde pegamento a cartulinas que fue donado por la madre de la vacuna contra el covid, la persona cuyo trabajo salvó millones de personas en todo el mundo.

Por todo esto, cuando hace unos días se conocía que el premio Nobel de Medicina recaía en Katalin Karikó, la comunidad educativa del Clara Campoamor estalló de alegría. Y casi sin planearlo, en un par de días montaron una felicitación para la científica. "Fue algo más bien espontáneo, pensamos que teníamos que hacer algo", explica Marta García. Así, de un día para otro decidieron llevar las camisetas del colegio, que la propia Katalín Karikó tiene, hacer una pancarta, y grabar un vídeo de felicitación. Una filmación que además tiene mucho simbolismo, porque lo hicieron justo en el lugar del patio en el que ella había estado durante el acto de 2021.

Una vez grabado, se lo hicieron llegar a la propia científica a través de su hija Susan (que, por cierto, es doble campeona Olímpica de remo). Y cuál fue su sorpresa cuando en menos de dos horas ya habían obtenido respuesta de una emocionada Katalín Karikó. "Nos dijo que le había gustado mucho y que se había emocionado", apunta la directora. Además, la propia científica compartió el vídeo en sus redes sociales. Y es que aunque la bioquímica húngara luchó contra la expansión del coronavirus, de algo sí que se contagió: del cariño de un pequeño cole asturiano. Karikó siempre tendrá un hueco en el corazón de estos niños.

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