Un Alcalde hasta el final

Aníbal Vázquez asistió a la Carrera contra el cáncer como último acto público, en el que abrazó a cada vecino que se le acercó

Vázquez, en el centro, durante su último acto público.

Vázquez, en el centro, durante su último acto público. / David Orihuela

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Lo de Aníbal Vázquez con Mieres y con sus vecinos fue una relación idílica hasta el final. El Alcalde, ya visiblemente debilitado, hizo su última aparición pública el pasado 22 de octubre. Y, cosas del destino, fue en la decimosegunda edición de la Carrera Contra el Cáncer de Mieres. Un acto en el que no había anunciado su presencia, pero en el que quiso acudir a apoyar a la marea verde en la que se convirtió Mieres. Allí, en la plaza del Ayuntamiento, en su casa, abrazó a cada vecino que se le acercó a saludarle o a preguntarle por su estado. Él sabía que posiblemente se estuviera despidiendo de ellos, y devolvió a los ciudadanos, aun con las fuerzas justas, todo el cariño que le profesaron durante años.

El Alcalde de Mieres estuvo en ese acto rodeado y protegido por su equipo de Gobierno. Fueron varios los concejales que arroparon al regidor, que en el momento de los discursos, se acercó a la zona de salida de la carrera para compartir unos minutos con los organizadores y los corredores. Y allí escuchó como la presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer en Asturias anunciaba que la delegación de Mieres pasaría a tener una junta local propia.

Cuando terminó el protocolo, Aníbal cruzó la valla y fue cuando muchos vecinos se acercaron a saludarle. Repartió abrazos, besos, y sus "¿cómo estás, vida?" tan característicos. Siempre atento e interesado por sus vecinos, más allá de colores o discrepancias políticas. A Aníbal, el paisano, era difícil no apreciarle. Y eso le quedó claro hasta el final.

Barbón

El carácter fuerte, rocoso, esa impronta de su pasado como minero, y la pasión que Aníbal Vázquez sentía por Mieres se evidencia también en los úlitmos días que su vida. Y es que desde hace un par de meses, el regidor sabía que la enfermedad ya era irreversible, y que su deterioro físico iba a ir cada vez a más. Aún así, y en contra de las recomendaciones médicas, nunca quiso alejarse de la vida municipal, y fueron varias las veces que se pasó por el Ayuntamiento y por su despacho tanto para ocuparse y preocuparse por sus compañeros de Gobierno, como para atender reuniones importantes.

Precisamente el 18 de octubre, Aníbal Vázquez mantenía su último encuentro con el presidente del Principado, Adrián Barbón. El responsable regional lleva semanas recibiendo en Oviedo a los regidores asturianos, pero en esta ocasión fue él el que se acercó a Mieres. En el encuentro estaba también el siempre fiel número "dos" del Alcalde, su mejor escudero, Manuel Ángel Álvarez.

Por la izquierda, Adrián Barbón, Aníbal Vázquez y Manuel Ángel Álvarez. | D. M.

Por la izquierda, Adrián Barbón, Aníbal Vázquez y Manuel Ángel Álvarez. / D. M.

Una reunión en la que Aníbal Vázquez reivindicó, como siempre ha hecho, mejoras para Mieres. Desde el parque Tecnológico de Figaredo, encallado desde 2007, hasta refuerzos en materia sanitaria, industrial y social.

Santa Bárbara

El Ayuntamiento de Mieres fue la casa de Aníbal Vázquez durante los últimos trece años, pero -siempre social y políticamente hablando- su hogar estaba junto a su Asociación Santa Bárbara. Y lo demostró poco antes de sufrir este último bajón de salud, que ha terminado con su vida. Fue a finales de septiembre cuando el regidor, ya mucho más delgado y con una voz más débil de lo habitual, acompañaba a los miembros del colectivo que fundó y presidió durante años, en la presentación de las jornadas de Patrimonio Industrial que organiza la asociación.

Por la izquierda, Felipe Burón, Ángel Martín, Aníbal Vázquez y Fernando Fernández, ayer, en Mieres. | A. Velasco

Por la izquierda, Felipe Burón, Ángel Martín, Aníbal Vázquez y Fernando Fernández, ayer, en Mieres. / A. Velasco

Y allí, pese a su delicada salud, no ahorró ni un ápice de energía para reclamar lo que cree justo y para mandar mensajes contundentes. "Al Adif le importa tres narices el tren turístico-histórico del Caudal", clamaba para protestar por los retrasos de la puesta en marcha de este proyecto lanzado por Santa Bárbara y que contaba con el apoyo del Principado.

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