Pablo Fernández dirige el sello discográfico Humo Internacional, donde conviven artistas tan dispares como el asturiano Pablo und Destruktion o el francés Olivier Arson, ganador del premio "Goya" por la banda sonora de "El Reino", la película de Sorogoyen sobre la corrupción política en España. Por ello todos lo conocen como Pablo "Humo". Fue una de las cabezas pensantes que estuvo en el origen del resurgir de la música "no clásica" en Oviedo cuando programaba los conciertos del local La Lata de Zinc, donde llegó a cantar Rosalía antes de que fuera Rosalía. Este promotor musical con renombre en la escena underground, tiene 35 años y nació en San Juan de la Arena. Ahora está desarrollando, en alianza con el Ayuntamiento de Oviedo, el proyecto "Ciudad Sonora", para tratar de reactivar la actividad musical que la pandemia llevó casi a la parálisis.

Pablo Fernández (promotor musical) Muel de Dios

Contra el humo

Lo apodan "Humo" por el nombre de su sello discográfico, pero de eso precisamente -del humo, del artificio sin fondo- huye como de un nublao.

-Lo más importante en el arte es ser ambicioso. No lo digo por el éxito que vayas a tener, me refiero a la ambición de hacer las cosas con pasión. Lo importante es que la peña sea ambiciosa, aunque haga ruido con una lata. Lo que importa es que tengas una idea detrás de las cosas que haces.

Pablo es un tipo que parece recién salido de la siesta, pero cuya cabeza, dicen quienes le conocen, lleva bastantes años más despierta que el común. Dejó San Juan de la Arena casi con la mayoría de edad y se fue a Barcelona, trabajó en mil cosas -desde la fábrica de galletas Lu a la biblioteca personal de un acomodado doctor- para ir metiéndose en el mundo de la música, que era lo que quería. Ahora tiene renombre en la escena underground nacional y lleva un sello musical en el que conviven 16 grupos de lo más variado, desde el pop a la música electrónica o el heavy. Pero a todos les une, dice, esa necesaria ambición de hacer siempre lo que te está pidiendo el cuerpo y la cabeza.

-La música es búsqueda, motivos para ir más lejos.

Y todo con una serena mezcla de idealismo y realismo. Él se dice "un obrero" de la música.

Lo dicho, a Humo le enferma el humo de los vacuos. Y ahora anda encabronao con la dictadura digital que sufren los músicos, cuyo impacto se mide en clics, descargas, seguidores en redes... Y con esa manía de que cualquier pringao tenga que ir dándoselas de Madonna. Humo, humo. Él sigue creyendo que aún hay sitio para hacer música en otra escala, probablemente más humana:

-Yo creo que el futuro no pasa por venderlo todo a las plataformas.