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El alma en un meme

El Sporting vencerá y tendrá como premio que sigan su vulgar entrenador y su inane director deportivo

El alma en un meme

Mi amigo Hugo envió el miércoles al grupo de Whatsapp de los antiguos compañeros -Barcos de firme roble- una fotografía de un guardia civil agarrando a un marrano en la autopista por las patas de atrás. Unas letras aclaraban, porque a simple vista no habría sido posible apreciarlo, que el gorrino era en realidad un seguidor forofo del Sporting que estaba nervioso por el derbi. Minutos antes había mandado también una imagen manipulada con dudoso gusto en la que se llamaba "Caramona" a un futbolista, ya pueden imaginarse cuál. Ellos son así de salerosos y ocurrentes.

El Sporting ganará esta noche al Oviedo en el partido de la eterna rivalidad, que será el peor nunca disputado: no tanto por la repetidamente lamentable situación de los dos equipos, ambos en la zona más insulsa de la anodina Segunda División, como por la desaborida apuesta de Baraja y Anquela por el fútbol de picapedrero y, sobre todo, por el cruento abandono de los clubes hacia la desconexión emocional con sus gradas.

El Sporting vencerá, claro que sí, aunque lo hará de forma injusta porque de otra manera no podría ser si no está el toque límpido y fascinante de Nacho Méndez sobre el césped, y obtendrá así el paradójico premio de la continuidad de su vulgar entrenador y de su no menos inane director deportivo. Ninguna empresa en todo el mundo ha puesto tanto empeño como el Sporting SAD en devaluar hasta la más profunda hondura su más apreciable activo: el alma, la identificación con su gente, la sustancia catalizadora del orgullo de pertenencia.

En fin, los malos irán de azul, y los buenos, de rojiblanco. Con eso nos seguirá sirviendo para disfrutar de este enfrentamiento antediluviano, el más intenso y auténtico del fútbol español a pesar de tanta cicatería y tanta mezquindad. Es en la semana previa del derbi cuando escoge expresarse el grandonismo carbayón. El carácter farruco de los playus prefiere esperar a la siguiente. Es verdad que no será como cuando llegamos al colegio con la bar¬billa bien alta después de aquel gol de Juanele en el viejo Tartiere una tarde de septiembre del 93. Esta vez, Hugo, nos conformaremos con un meme.

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