Natación

Estos son los "secretos", sus planes de futuro y así vive el hombre-récord de la natación asturiana

Arbidel González, en una prueba del Mundial de Fukuoka. | EFE / Kiyoshi Ota

Arbidel González, en una prueba del Mundial de Fukuoka. | EFE / Kiyoshi Ota / Javier Sámano LucasJavier Sámano Lucas

Arbidel González (Soto del Barco, 2002) atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA en su último día de estancia en Fukuoka, Japón, sede del Mundial de Natación. Nadador del Santa Olaya entre 2019 y 2022 y actual integrante del Club Natación Barcelona, el nombre de Arbidel González, pese a no alcanzar la final de los 200 metros mariposa, acaparó titulares. La culpa la tiene una marca: 1:54.9, el nuevo récord nacional de su prueba.

–¿Esperaba batir el récord?

–Era el objetivo. Tenía pensado bajar de 1:56 (el récord anterior, de Carlos Peralta, estaba en 1:56.42), pero no me esperaba hacer un tiempo tan bueno. Me sentí un poco en "shock" cuando lo logré, no sabía cómo reaccionar. Quería nadar rápido para entrar en semis, pero vi el tiempo que hice y dije: "He nadado demasiado rápido" (se ríe).

–¿Cuál fue la clave de su éxito?

–El deporte es constancia y confianza en tu entrenador, en el plan. Confío mucho en mi entrenador, en lo que me dice y en los consejos que me da. Batir esta marca es el premio a la constancia de muchos años de trabajo.

–¿Qué estrategia siguió en la carrera?

–Yo suelo nadar negativo, que consiste en no salir tan fuerte y luego ir poco a poco apretando: los primeros 65 metros más controlado, los siguientes 50 ir subiendo el ritmo progresivamente y los últimos 75 ir a muerte.

–¿Es una táctica recurrente?

–Michael Phelps, creo recordar, seguía una estrategia parecida. Depende mucho de cada nadador y de cómo te encuentres físicamente. En mi caso, si salgo rápido luego no puedo alcanzar tanta velocidad. Mi principal virtud es que tengo mucho aguante, puedo mantener un ritmo alto durante bastante tiempo, pero no puedo salir tan rápido como otra gente.

–Sin embargo, no consiguió clasificarse para la final.

–Creo que no conseguí alcanzar el nivel de adrenalina de la mañana (las semifinales fueron horas después de que González batiera el récord). Si me sale una buena marca, es difícil controlar mi estado anímico, porque me pongo contento y eso, aunque suene raro, cansa más y tienes que calmarte porque la adrenalina cansa. Eso creo que influyó.

–¿Cómo es su rutina de entrenamientos?

–Dependiendo del día, a veces hago una sesión o dos de piscina y luego voy al gimnasio. En total, hago nueve sesiones de agua a la semana y tres o cuatro de gimnasio. Entreno todos los días, menos los domingos. Las sesiones de piscina duran dos horas, y las de gimnasio una hora y media. Antes y después de competir, los entrenamientos son más suaves.

–¿Cómo llegó la natación a su vida?

–Empecé a nadar en cursillos a los que me apuntaron mis padres, cuando era pequeño. Me lo inculcaron ellos, siempre fueron muy deportistas. Además, a mis abuelos siempre les gustó mucho nadar.

–¿El momento en el que se dio cuenta de que podía llegar lejos?

–Bueno, llevo en el equipo nacional desde 2017. Desde entonces voy cada año a competiciones internacionales, pero esta ha sido la más importante hasta el momento.

–Tiene retos importantes el próximo año, como el Mundial de Doha y los Juegos Olímpicos de París.

–Para ir a los Juegos la marca mínima para clasificar ya la tengo hecha, tengo que repetirla otra vez en Doha, pero no creo que haya problema; luego depende del CSD, del COE y de la Federación, que son los que te eligen. Creo que estaré en los Juegos. Es el sueño de infancia de cualquier deportista.

–Se marchó de Asturias para abrirse camino.

–Empecé nadando en la escuela de natación de Corvera. Luego estuve cuatro años en el centro de tecnificación de El Cristo, en Oviedo, en 2020 me fui a Barcelona y ahora llevo dos años en Madrid, en una residencia. Irme a Barcelona supuso un salto bastante grande, consideraba que Oviedo se me quedaba pequeño porque era yo quien tiraba del grupo y necesitaba que otras personas tirasen de mí. En Barcelona, además, tuve la opción de trabajar junto a Mireia Belmonte.

–¿Qué recuerda de su etapa junto a ella?

–Siempre nos llevamos muy bien, aún mantenemos el contacto. Era una compañera más, hicimos muy buen grupo con todos. Verla entrenar era una pasada... ¡es una campeona olímpica!

–Su vida más allá del deporte.

–Voy a empezar el cuarto año de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Estudio a distancia. Cuando acabe la carrera, creo que empezaré Fisioterapia.

–Planes de futuro.

–En Madrid me va genial, me quedaré por los menos hasta los Juegos y, dependiendo de cómo salga y de los planes de mi entrenador y de la Federación, veré si sigo aquí.

Arbidel González (Soto del Barco, 2002) atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA en su último día de estancia en Fukuoka, Japón, sede del Mundial de Natación. Nadador del Santa Olaya entre 2019 y 2022 y actual integrante del Club Natación Barcelona, el nombre de Arbidel González, pese a no alcanzar la final de los 200 metros mariposa, acaparó titulares. La culpa la tiene una marca: 1:54.9, el nuevo récord nacional de su prueba.

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