Copa Federación

El secreto de Alberto Benito, el portero asturiano que paró 12 de 15 penaltis una temporada: "Juego con el límite"

El portero capitaneará a L'Entregu en su duelo de cuartos contra el Logroñés (19 horas)

Alberto Benito, en un partido con L'Entregu.

Alberto Benito, en un partido con L'Entregu. / Fernando Rodríguez

Mientras Alberto Benito conversa con LA NUEVA ESPAÑA, se oye de fondo el bullicio que forman durante el recreo los alumnos («mis niños») a los que este profesor de Educación Física da clase en un instituto de El Entrego, un pueblo en el que Alberto lo es todo: maestro, concejal (del PP) en el Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio y portero y capitán de un equipo de fútbol que este miércoles (19 horas) se enfrenta en el Nuevo Nalón al Logroñés por un hueco en las semifinales de la Copa Federación.

«Los chavales ya me han dicho que van a venir todos a clase con la camiseta de L’Entregu. Muchos de ellos juegan en las categorías inferiores del club y suelen ir al campo todos los domingos», cuenta Alberto. La exitosa singladura de L’Entregu en la Copa Federación no se explica sin el concurso decisivo del veterano guardameta de 36 años. En octavos, contra el Vimenor, ya detuvo dos lanzamientos en la tanda de penaltis. «Fue un partido durísimo, estuvimos achicando agua hasta el final como pudimos», recuerda, y añade «Como siempre hago, intenté estudiar a los posibles lanzadores, aunque, al ser un equipo de Cantabria, era más complicado. Me fie de mi instinto, hay muchas cosas que influyen al lanzador». En cuartos, contra el Marino, los rojiblancos a encomendarse a él en una nueva rueda de penaltis en la que, de nuevo, impidió dos goles, dándole así la clasificación a su equipo: «Contra el Marino sí tenía más información de los lanzadores. Con Lora, por ejemplo, coincidí en el Sporting B, y con Nacho Matador estuve en el Oviedo».

El idilio de Alberto con los penaltis no se circunscribe, ni mucho menos, a esta Copa Federación. Ni siquiera a este curso, en el que en cinco jornadas de Tercera ha detenido ya dos penas máximas. Prueba de ello es la extraordinaria temporada 2016/17 en el San Martín, donde paró 12 de los 15 penaltis que le lanzaron, es decir, el 80%. «Fue un año atípico –relata–. Es complicado que te tiren 15 penaltis en una Liga, y más aún conseguir parar tantos. La estadística es una barbaridad, cuadró todo: paré los 4 primeros, eso me dio confianza y hacía dudar a los lanzadores». Para poner la cifra en contexto, en su curso más prolífico con el Valencia, Diego Alves, el portero con el récord de penaltis detenidos (22 de 48) en la historia de Primera División, paró seis, la mitad que Alberto en aquella temporada.

Pero, ¿dónde está el truco? Además del trabajo de scouting previo a los potenciales lanzadores, Alberto, especialmente interesado en el asunto de los penaltis «desde bien pequeño», procura ver todos los lanzamientos posibles de cualquier Liga. Y, cuando el árbitro señala la pena máxima, se ciñe a una liturgia invariable: «Cuando el rival coge el balón, trato de ralentizar un poco el momento del disparo, aunque la ley ahora no te permite ponerte delante ni acercarte, pero intento jugar en el límite». Un factor decisivo en su éxito es su envergadura. «Puedo permitirme aguantar hasta el último momento porque soy muy grande, mido 1,90, por lo que abarco mucha portería. Si fuera bajito, tendría que lanzarme antes e intentar adivinar hacia dónde va a ir el balón».

De entre todos los penaltis parados, Alberto se queda con dos: «Uno que paré en el último minuto, en el San Martín, para conseguir el ascenso. Y el del otro día contra el Marino para pasar a cuartos». Quizá el miércoles, en un Nuevo Nalón que el capitán espera lleno «a rebosar», pueda añadir otra atajada inolvidable a la lista.

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