La historia de la camiseta de Radamel Falcao contra el Lugones: "Estaba hablando con él y no vi que hubo un penalti"

La intrahistoria de la visita del equipo vallecano al Lugones

Radamel Falcao, en el partido contra el Lugones.

Radamel Falcao, en el partido contra el Lugones. / EFE / Paco Paco Paredes

Antes de jugar contra el Rayo Vallecano, el vestuario del Lugones suspiraba por dos objetivos. El primero, dar la campanada contra todo un Primera División, acabó demostrándose una empresa imposible. El segundo, mucho más accesible en apariencia, acabó resultando casi tan complejo por la enorme competencia interna: hacerse con la camiseta de Radamel Falcao.

Pibe, con la  camiseta de Falcao.

Pibe, con la camiseta de Falcao. / Javier Sámano Lucas

Campeón de la Europa League con el Atlético, en el mejor once de la FIFA en 2012, estrella de la selección colombiana y goleador de talla mundial, la zamarra del Tigre era objeto de deseo para todos en el equipo sierense. Deco, recuerda, se la pidió antes del partido. No hubo suerte. Se quedó, en cambio, con la de Bebé, su jugador favorito del Rayo: "Era la que más deseaba tener. Me gusta mucho su forma de jugar y su personalidad".

Los dos afortunados que se marcharon de Santa Bárbara con su camiseta de Falcao fueron el entrenador Cristian Pito y Pibe. El míster, colombiano como el delantero, se la pidió en el descanso para regalársela a sus padres. Pibe, por su parte, escogió un momento bien diferente para asegurarse el obsequio: en el saque de esquina que precedió al penalti previo al 0-1. "Lo cubría en las jugadas a balón parado. Cuando lanzaron el primer córner, pensé: tengo que aprovechar. Entonces, hablé con él para que me diese la camiseta, me dijo que vale y, justo él arrancaba la carrera, oí el silbato del árbitro. ¡Pero, como le estaba pidiendo la camiseta, no vi qué había pasado! Le tuve que preguntar a mi compañero Rafa, que me dijo que había sido penalti", recuerda entre risas el argentino, tan extasiado por haber compartido campo con Falcao que, a pesar de los dos tantos del colombiano, se quedó con ganas de más: "Después del partido, fui al bar de un amigo y nos pusimos a ver un vídeo de sus mejores goles".

Más allá de la mitomanía y de la lógica del marcador (0-6) en un partido entre dos equipos separados por cinco categorías, la experiencia resultó especialmente satisfactoria para el Lugones. "Fue una locura. El día anterior dormí muy poco, pensando en todo lo que podía pasar en el partido. Pero lo que más me prestó, sin duda, fue ver el campo lleno de gente nuestro pueblo", reconoce Deco tras una vivencia que llevará "siempre" consigo y que no enturbia el penalti que cometió con 0-0. "Es verdad que le pisé, pero el árbitro no me dejaba ver", cuenta el extremo, rendido a las capacidades de sus rivales: "Hasta que no tienes delante jugadores de este nivel, no puedes entender lo buenos que son. Son sobrehumanos el ritmo y la intensidad a la que juegan. Hubo una jugada en la que regatee tres o cuatro veces a mi lateral, pero no podía avanzar porque se me volvía a poner siempre delante. Son portentos físicos".

Los seis goles encajados no opacan el mérito de un Lugones que entró vigoroso al partido, con algún acercamiento al inicio e incluso forzando algún córner antes del primer gol del Rayo. "La idea era esa, salir bien y que no pasase nada raro al principio, pero encajar en el minuto ocho nos lo complicó todo bastante y su calidad individual se fue imponiendo", analiza Cristian Pito, rendido aun así al denuedo con el que se batieron sus muchachos: "Los chicos dieron la cara, se vaciaron y estoy muy contento con lo que hicieron". Después del Rayo de Falcao y Bebé, visita el domingo Santa Bárbara el Llaranes y al Lugones le toca regresar a la realidad de la lucha por la salvación en Primera Asturfútbol.

Suscríbete para seguir leyendo