Tercera Federación

"Tenía el muro de la grada encima y empecé a gritar": el angustioso relato de lo sucedido en el Praviano-Lealtad

El goleador Ivanchu cuenta lo sucedido: "Tuve suerte"

Ivanchu, del Lealtad, disputa un balón con Jorge, del Llanera.

Ivanchu, del Lealtad, disputa un balón con Jorge, del Llanera. / Irma Collín

"Despeja el balón nuestra defensa. Voy al balón dividido en el centro del campo, me la llevo. La tenemos en la banda, triangulamos y se la pongo a Saha en el punto de penalti. Su remate da en el palo, me cae el rechace y marco". Es el relato de Iván Roldán, Ivanchu, de su gol el pasado domingo por la mañana en el último minuto del Praviano-Lealtad para darle la victoria a los de Villaviciosa.

No era un tanto cualquiera. Con su gol, Ivanchu dejó casi resuelta la clasificación del Lealtad al play-off de ascenso a Segunda Federación, y rompía, de paso, una racha de casi año y medio sin perder del Praviano en su estadio, Santa Catalina. Pero la euforia trocó rápidamente en angustia. "Cuando marqué, me di la vuelta para ir a celebrar con mi compañero Agus (Porto), que estaba en la grada -prosigue Ivanchu-. Le abracé, y en ese momento sentí cómo me empujaban. Caí al suelo, y me di cuenta de que tenía el muro de la grada y a diez personas encima de mí. Me puse a gritar: ¡mis piernas, mis piernas, quitaos, por favor! La gente se quitó, me incorporé. Tenía heridas, pero estaba bien".

Ayer, Ivanchu fue al hospital a hacerse una radiografía, "por si acaso". "Tengo algunas magulladuras, la tibia rasgada de arriba abajo y un golpe en la rodilla, que es lo que más me está molestando", explica. En cualquier caso, el balance de daños es más que asumible si se piensa en el desastre que podría haber acontecido. Atendiendo a un precedente similar, el delantero argentino Martín Palermo se rompió la rodilla al ceder la grada a la que se encaramó cuando festejaba un tanto en un Levante-Villarreal en 2001. Ivanchu corrió mejor suerte. "Caí de espaldas, abrazado a Agus, y gracias a eso no me pasó nada en la rodilla", expone aliviado el atacante del Lealtad.

El mal mayor se pudo esquivar, en buena parte, por la poca altitud del muro derruido, de apenas unos treinta centímetros, según comenta Álex Martínez, presidente del Praviano, que se confiesa "disgustado" por lo sucedido. "Me da mucha rabia", apostilla, y aporta su visión de los acontecimientos: "La grada no aguantó porque, al acercarse el goleador a celebrar, los treinta/cuarenta aficionados del Lealtad fueron hacia abajo de golpe".

Asimismo, Martínez asegura que desde el club ya se están moviendo para reparar el muro del estadio, de propiedad municipal, a la mayor brevedad. "Y, si se puede, ya que lo arreglamos, lo pondremos de metal", concluye el presidente, aún sin sacudirse el susto después de un lance que amenazó con acabar en tragedia.

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