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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del día sobre el Oviedo y el Sporting: El monstruo imparable

El afán por hacer caja de Tebas y su cuchipanda no conoce límites. Un partidín a las dos de la tarde el 31 de diciembre. Lo justo para ir con la botellina de sidra de El Gaitero y las últimas compras debajo del brazo al Tartiere; mientras, el Sporting quiere reencontrarse a sí mismo ganando a una cenicienta como el Ceares

La familia Messi a la llegada a la entrega del "Balón de Oro" EFE

“El negocio es un monstruo imparable”. Lo dice Javier Pérez en su despedida de la Asociación de Peñas del Real Oviedo (APARO). El líder peñista da en el clavo en el mismo día en el que nos enteramos de que el Cuco Ziganda y sus muchachos tendrán que dejar la cena de Nochevieja en el horno, que hay que jugar un partido antes de comer las uvas. Peor lo llevarán los de la Ponferradina de los hermanos Blanco, que visitarán el Tartiere el último día del año.

El afán por hacer caja de Tebas y su cuchipanda no conoce límites. Un partidín a las dos de la tarde el 31 de diciembre. Lo justo para ir con la botellina de sidra de El Gaitero y las últimas compras debajo del brazo al Tartiere. Habrá que estar atentos a la asistencia. Ojo, que en una de estas la idea lo peta, pero…

Por lo demás, otra pelota dorada para Messi, con cabreo incluido de Cristiano Ronaldo. Pasan los años, los equipos y las pandemias, y a la princesita de Madeira se le sigue atravesando eso de perder. Unos lo llaman ser competitivo, otros (mala) educación. Lo cierto es que del tiroteo contra todo lo que se mueve ya no se salva ni “France Football”, la publicación gala que organiza el tinglado. Los iconoclastas están de moda. ¿Y qué pensará de todo esto Lewandowski? Igual se lo traga por eso de que le hayan dado el premio al mejor delantero del año. Pues vale.

Parece que nadie cuenta con que los de La Cruz vayan a dar un susto. Se les ve prácticamente como a unos turistas que van a ir a El Molinón a conocer el Museo, a hacerse fotos en la puerta dedicada a Quini y a pedir la camiseta de Djuka

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Mientras, a 28 kilómetros (de Oviedo, no de París) el Sporting se medirá al entrañable Ceares en la Copa. Parece que nadie cuenta con que los de La Cruz vayan a dar un susto. Se les ve prácticamente como a unos turistas que van a ir a El Molinón a conocer el Museo, a hacerse fotos en la puerta dedicada a Quini y a pedir la camiseta de Djuka, ya listo para lo que le ordenen. Pero ojo, que hay que jugar y los rojiblancos no están ahora como para ir de sobrados por mucho que el negocio sea un monstruo imparable.

La fiesta del fútbol gijonés puede acabar en tragedia como a Kike Martínez, Medori, Vigil, Llerandi y David Blanco les dé por currárselo hasta las últimas consecuencias. Habría que ver entonces si David Gallego tendría crédito para seguir firmando cheques en blanco. Por contra, sería un buen día para que los visitantes por un día en El Molinón recuperen la olvidada costumbre de lo que se siente cuando se gana, aunque sea a una cenicienta.

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