Oviedo / Madrid

El Gobierno reiteró ayer su voluntad de diálogo con los sindicatos, pero en modo alguno habló de dar marcha atrás en las reformas ya aprobadas. Los sindicatos, a la inversa, emplazaron al Ejecutivo a revisar sus posiciones. Los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, proclamaron que el «éxito indudable e incuestionable» de la jornada de protesta en toda España tiene que obligar a rectificar al Gobierno su política económica y su reforma laboral. Toxo invitó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a «cambiar» su política si «le queda un poco de sensibilidad de izquierdas». Y Méndez avisó al Gobierno de que restablecer la relación exige un «cambio de políticas» y una «rectificación».

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, hizo gestos hacia los sindicatos y sostuvo que «el Gobierno valora y reconoce la responsabilidad con la que se ha ejercido la huelga», reiteró su respeto a la protesta y expresó su convicción de que a partir de hoy «habrá mucho trabajo que hacer» y de que «el diálogo es el mejor camino».

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también expresó su confianza en encontrar cauces de diálogo a partir de hoy con las centrales sindicales e insistió en que la obligación del Gobierno siempre es tender la mano a los sindicatos. El jefe del Ejecutivo señaló, además, que el Gobierno trató ayer de garantizar tanto el derecho a la huelga como el derecho al trabajo.

Rodríguez Zapatero se comprometió a que el Gobierno siempre mantendrá su «mano tendida» a los sindicatos. El Presidente reiteró su respeto a la huelga general, aunque «no la deseaba», y apuntó que buscará el «máximo consenso» con sindicatos y empresarios para la reforma de las pensiones, así como para abordar los «temas pendientes» en materia laboral.

La disposición negociadora del Gobierno con las centrales sindicales no entraña una renuncia a la actual reforma laboral, sino a intentar consensuar su desarrollo y la «esencial» reforma de las políticas activas de empleo y de las pensiones, que se negociará con los agentes sociales.

Pero a los sindicatos no les basta. «Que tome nota el Gobierno», advirtió Ignacio Fernández Toxo. Sin «rectificación», dijo, el Gobierno puede «suicidarse». «Que haga lo que quiera». «Hemos ganado la huelga, ahora hay que ganar el futuro», agregó el líder de CC OO. Toxo proclamó que «no se convocó la huelga general para hacer caer al Gobierno», pero «que caiga o no», añadió, «dependerá de lo que haga el propio Gobierno y de cómo gestione la huelga general». «El resultado de la huelga general obliga al Gobierno a rectificar», según Toxo, «y si no quiere suicidarse debe atender el clamor democrático».

Cándido Méndez, secretario general de UGT, fue igual de directo y sostuvo que el «Gobierno debe corregir sus políticas» ante «el éxito de participación» de la jornada de paro, que juzgó como «un éxito democrático». «Basta ya de sacrificios», sostuvo Méndez, quien espetó a Zapatero que los trabajadores ya no aceptan «la resignación». Méndez fue contundente: «El Gobierno está entre la espada y la pared, en un callejón del que no sabe cómo salir».

Zapatero mantuvo ayer con el Rey su habitual despacho semanal. Aunque no trascendió el temario, se da por hecho que el jefe del Estado y el presidente del Gobierno dedicaron parte de la cita a analizar la huelga.