R. VALLE

Sus admiradores hablan de las bondades de su inteligencia, voluntad de trabajo, compromiso político con el socialismo desde su más tierna juventud, capacidad de gestión, visión de futuro y búsqueda constante de la perfección, mientras sus detractores le critican la falta de una amplia formación académica y su nula trayectoria profesional fuera de las puertas de la administración municipal. Unos y otros sólo coinciden al reconocer su tendencia patológica a la impuntualidad. Un mal al que intenta, sin éxito en muchas ocasiones, poner coto. José María Pérez López -o simplemente Josechu, como se le conoce en política aunque en casa es José y entre los amigos Chema- será la columna vertebral y la memoria histórica del nuevo Grupo municipal Socialista liderado por Santiago Martínez Argüelles. Y de su gobierno, si gana las elecciones el próximo 22 de mayo.

A Josechu no se le ha impuesto la norma de «con doce basta» que ha marcado el adiós de Paz Fernández Felgueroso, Pedro Sanjurjo, José Manuel Sariego, Begoña Huergo, Dulce Gallego y Manuel Faustino García, «Tino Venturo». Es la excepción que confirma la regla. Quizá porque su cara de niño y ser aún un treinteañero no hace pensar a sus interlocutores que lleva siendo concejal desde 1999. O, simplemente, porque Martínez Argüelles ha visto en él un activo al que no podía renunciar el PSOE gijonés en este momento de cambios generacionales y de ciclo económico. Pérez es el número tres de la nueva lista municipal socialista. Sólo por detrás de su actual compañera de gobierno, Begoña Fernández. Cosas del efecto cremallera por el criterio de género.

Josechu conoce las idas y venidas de la vida interna municipal y los engranajes de la ciudad. Además, vale para un roto y para un descosido. Su cara amable está en las presentaciones de eventos gastronómicos a los que acude como responsable de Turismo o en el diseño de la nueva marca de la ciudad entre saleros y esculturas pero también es quien está en la mesa -junto a veteranos de la vieja escuela como José Manuel Sariego y Jesús Montes Estrada- cuando hay que sentarse con los representantes de los trabajadores que gritan por el cierre de astilleros o pozos mineros. Sin olvidar su participación activa en el diseño de acciones políticas de promoción económica y empleo en los diferentes acuerdos pactados con empresarios y sindicatos, su vinculación con el ámbito portuario de El Musel, su control de la relación del Ayuntamiento con los medios de comunicación y que es el concejal de referencia al pensar en ese Parque Científico y Tecnológico y esa «milla del conocimiento» de la que no para de presumir el gobierno local como eje del cambio del tejido productivo de la ciudad.

Su tendencia a llegar tarde a todas las citas puede estar vinculada a su faceta tecnológica. Josechu es el ciberconcejal de Gijón. Cuando no está hablando por el móvil, está atendido su blog o participando en la decena de redes sociales que tiene activas y actualizadas minuto a minuto. Su facebook, en el que recuerda que habla tres idiomas, es «socialista a fuer de liberal» y le gusta la música de David Guetta, tiene ahora mismo 2.147 amigos y le sirve tanto para presentar las fotos de sus viajes como para hacer la campaña electoral a Santiago Martínez Argüelles y Javier Fernández. Pérez es un auténtico defensor del cambio de relaciones que impone la tecnología dentro y fuera del sector económico.

Si las urnas no lo impiden, este luarqués de la cosecha del 72 que cursó sus estudios secundarios en las frías aulas de una «Uni» que aún no se soñaba Ciudad de la Cultura -y como miembro de la primera promoción de aquel Bachiller que se llamo experimental-, cumplirá los 40 años en la Casa Consistorial. Será uno de los jóvenes más viejos de la vida municipal gijonesa.