El Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (IISPA), el nuevo organismo creado en la región para impulsar el análisis y la innovación en el campo de la biomedicina, la biotecnología y la bioingeniería "orientadas a la asistencia sanitaria", va a dejar excluido al equipo gijonés que más méritos objetivos reúne para estar integrado en el IISPA. También al que más tiempo lleva fomentando la investigación en el área. La unidad del Hospital de Jove, avalada por sus líneas de estudio, publicaciones de impacto, patentes y el reconocimiento nacional de alguno de sus investigadores, como su titular Francisco Vizoso, ha quedado fuera de la adscripción de grupos al Instituto del Principado.

El hecho de que la convocatoria para reunir equipos bajo el paraguas del Instituto -que centrará sus estudios en el cáncer, las biopatologías, las neurociencias, la inmunología y la microbiología, entre otras disciplinas- incluyera la condición de que los grupos deben formar parte del HUCA u otros centros del Sespa (Servicio de Salud del Principado), o bien ser equipos de la Universidad de Oviedo que realicen su trabajos relacionados con las ciencias de la salud, ha resultado un requisito insuperable para la unidad de Jove.

La Fundación Hospital de Jove, pese a estar vinculada a la red hospitalaria pública asturiana mediante un convenio singular que le reconoce funciones de "promoción de la salud, medicina preventiva, investigación clínica y epidemiológica y docente", no está considerada como entidad del Sespa. Y en esa salvedad ha encallado la unidad frente al Principado.

Sin embargo hay quien cuestiona un requisito que se desvía de las indicaciones contenidas en el Real Decreto, la norma de mayor rango que ampara los Institutos de Investigación Biomédica o Sanitaria como el creado en Asturias. Según dicho real decreto, los Institutos deben ser entidades dedicadas a la investigación básica y aplicada y se crearán gracias a la asociación de "universidades, organismos públicos de investigación y otros centros públicos o privados de investigación, a los efectos de constituir institutos multidisciplinares". En ese renglón de "centros públicos o privados", podría haber estado la puerta de reconocimiento a Jove, que finalmente ha sido uno de los cinco grupos -junto al de Nanooncología, el grupo de investigación sobre discapacidad, el equipo de investigación en enfermedades cutáneo-articulares, el de estrés oxidativo y el grupo de intervenciones traslacionales para la salud- que se quedaron fuera de la convocatoria. En el lado de los admitidos están 33 equipos de investigación asturianos, de las más diversas áreas.

"La ley les daba margen para incluirnos, y así nos lo dijeron también en el Instituto Carlos III, pero parece ser que no había interés", lamentó ayer un integrante de la unidad de investigación de Jove, formada en la actualidad por tres científicos en plantilla a tiempo completo y una decena de médicos a tiempo parcial trabajando en diversas líneas de investigación, algunas que han logrado incluso patentes internacionales con células madre. La unidad lleva impulsadas más de 30 tesis doctorales en los últimos años. "En investigación nadie resta, lo importante es sumar entre todos, aunque parece que hay quien no lo ve así", lamentan desde Jove. La Fundación no tiene previsto recurrir la exclusión.