A las palas y los operarios de Acciona aún les quedan por excavar otros tres metros y medio, una profundidad similar a la obra ya realizada, para alcanzar la base de lo que será el gran depósito de tormentas bajo el parque Hermanos Castro. Una instalación con capacidad para 15.000 metros cúbicos cuya ejecución estuvo marcada meses atrás por problemas técnicos que obligaron a modificar el método constructivo para garantizar la seguridad, ampliar un año el plan de obras y sumar 2,5 millones más al coste inicial hasta alcanzar los once millones de euros. Todo esto conllevó la puesta en marcha en el Ayuntamiento de una comisión política de investigación sobre el asunto que aún va por sus primeros pasos.

Pero, sobre el terreno, los problemas parecen solucionados y las obras van a “buen ritmo”. Tanto que se garantiza que el trabajo esté completado en octubre, como marca el reformado contrato, pero que antes, a finales de verano, se pueda poner en servicio una instalación que eliminaría la mayor parte de los alivios que ayudan a contaminar el río Piles. “Ahora casi con cualquier lluvia hay alivios al Piles, muchos en la zona del Molinón. Con el pozo gran parte de esos alivios se van a eliminar y en los que se produzcan el agua que llegue al río será menos contaminante porque los residuos se quedarán en el depósito”, explicaba ayer Ana González, alcaldesa de la ciudad, acompañada por Olmo Ron y Pedro Menéndez, presidente y gerente de la Empresa Municipal de Aguas (EMA), en una visita de obra.

Ana González recibe explicaciones sobre los trabajos de técnicos de la EMA. Ángel González

Que los alivios son un problema para el Piles se evidencia en las analíticas de 2020 donde las cifras anormalmente altas detectadas el 25 de junio, el 1 de septiembre y el 14 de octubre se vinculan a alivios al río de aguas pluviales de la red de la EMA tras jornadas de fuertes lluvias. Cuando el proyecto esté completado al depósito de tormentas llegarán las aguas a través del nuevo colector realizado bajo la avenida del Molinón, donde hay dos cámaras de derivación, y allí quedarán retenidas hasta que salgan hacia la estación del Pisón. Su destino mientras no entre en funcionamiento la depuradora del Este. Los residuos que arrastren esas aguas pluviales se quedarán en el depósito.

Su influencia sobre el Piles da un valor añadido a esta compleja obra de ingeniería que genera un depósito “que flota, como un barco”, explicaron los técnicos a la Alcaldesa. Pero el de Hermanos Castro es el más pequeño de los tres grandes pozos de tormenta que tiene la ciudad. El más grande, con capacidad para 26.300 metros cúbicos de agua, lleva operativo desde el verano de 2009 bajo el subsuelo vecino al Museo del Ferrocarril. Y en construcción está el depósito de tormentas del Arbeyal, con 18.000 metros cúbicos, justo al lado de la sede de la EMA en La Calzada. Entre las tres instalaciones Gijón ha realizado una inversión de 30 millones de euros que no se ve pero que afecta muy mucho a la vida de los vecinos. “Con los pozos en construcción se resuelven dos problemáticas: inundaciones y contaminación. Dos realidades que ocurren y que hay que atajar. Es un avance importante ahora que se entra en una época de fenómenos climáticos más extensos y violentos, con tormentas mucho más fuertes que antes”, indicó la Alcaldesa.