Con cautela y conscientes de la dificultad de poder desarrollar alguna actividad si el virus no da una tregua, Divertia trabaja en un plan para poder contar con un Antroxu de mínimos en Gijón. No habrá ni desfile ni tampoco concurso de charangas ni de disfraces. Y tampoco está garantizado que pueda llevarse a cabo alguna de las actividades que se estudian, más cuando el concejo se encuentra cerrado perimetralmente, se ha prohibido el consumo en el interior de los bares y también se ha limitado las reuniones en hogares a las personas convivientes. Esa circunstancia hace que, aunque se cuente con alguna idea para que se pueda desarrollar la tradicional fiesta de forma segura, a tres semanas de que llegue el Antroxu aún no está claro si se podrá ejecutar. Si el virus encrudece aún más la difícil situación actual, se prolonga el cierre, y los casos siguen aumentando, todo indica que se impedirá cualquier atisbo de que se pueda manifestar el carnaval gijonés.

Lo que es seguro es que no existirá ningún tipo de desfile que pueda suponer una aglomeración de gente en la calle. Una posibilidad asumida desde hace tiempo en el Ayuntamiento de Gijón. Tampoco se desarrollará el tradicional concurso de charangas durante el fin de semana. Primero porque no han tenido tiempo para ensayar, y segundo por la dificultad de establecer una logística en el teatro Jovellanos, sin superar los aforos, y poder respetar las medidas de seguridad, debido al amplio número de componentes de cada formación. Y la otra cita tradicional, el concurso de disfraces, tampoco se llevará a cabo, para evitar un trasiego constante de niños esperando su turno para acceder al Jovellanos.

El Ayuntamiento, tras la experiencia de la Cabalgata, prefiere medir bien los pasos. En aquel momento se planteó un recorrido de los Reyes Magos por la ciudad, en coches, para ir saludando por todos los barrios a las familias que se asomasen a los balcones. El plan fue frenado por el Principado unas horas antes de ponerse en marcha. Y finalmente hubo un encuentro, con aforo limitado, en El Bibio para algunos niños. Aunque en aquel momento la tercera ola no había comenzado, como sucede ahora, con un importante número de casos registrados de covid en la última semana.

El Antroxu, una cita con tradición en la ciudad, que incluso hace que el martes 16 de febrero sea fiesta local, se trata con mimo desde el consistorio local, aunque también con la firmeza de que no se correrá ningún riesgo, y que se podrá llegar al extremo de tener que suspender cualquier mínima actividad si la situación se mantiene crítica. De ahí que se pueda esperar a una fecha lo más cercana posible al festejo para concretar el plan.

Las charangas, protagonistas en esta cita, ya han asumido, que este año les tocará afrontar el Antroxu de una manera diferente. “No hemos ensayado nada, no nos hemos podido juntar por motivos de seguridad, así que este año sabemos que no habrá concurso, habrá que confiar que mejore para el año siguiente y prepararlo con mucha ilusión”, explica un habitual del Antroxu que ya ha integrado varias agrupaciones. “No nos hemos planteado ninguna otra opción, está la cosa muy dura para pensar en ello, es algo inviable”, apuntan desde otra charanga.

En 2020 el Antroxu se libró por poco del azote del coronavirus. Menos de un mes Gijón acogió el último gran evento, antes de que la vida social cambiase en marzo, y se llevase por delante los espectáculos de la primavera y limitase a una nueva fórmula, con aforos reducidos y sin muchas actividades, todo el plan veraniego de ocio en Gijón. Ahora 2021 se inicia en la misma línea.