La historia de Gijón contada por sus piedras

El Torrecerredo pone en marcha un programa de rutas por la naturaleza del concejo para que aprendan los más pequeños: “Es ameno”

Marino Muñiz, junto a los niños Gabriel Justo, en el centro, y Mario Cueto, ayer, en la playa de El Rinconín. | Juan Plaza

Marino Muñiz, junto a los niños Gabriel Justo, en el centro, y Mario Cueto, ayer, en la playa de El Rinconín. | Juan Plaza / Pablo Palomo

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Marino Muñiz, el responsable del Agrupación Montañera Astur Torrecerredo, escarba con su bota en la arena de la playa de El Rinconín y lanza una pregunta al aire.

–A ver, ¿qué clase de roca se va a formar con esta arena?

La respuesta no tarda en llegar. La da Gabriel Justo, un niño de solo 9 años que rápidamente exclama: “¡Arenisca!”.

Escenas como estas se vivieron en la soleada mañana de ayer durante la primera jornada del programa “Conoz Xixón”. Se trata de una iniciativa del Torrecerredo. Es un compendio de seis rutas pensadas para que los más pequeños aprendan a conocer su concejo, su naturaleza, su fauna y su geología. De las seis, solo una es fuera de Gijón. En concreto, la cuarta ruta, que busca arrojar luz sobre los astures y por ese tiene lugar en el concejo de Gozón. En concreto, cerca del cabo Podes y de su castro.

La ruta de ayer es para tenerla en cuenta. Partió desde la Atalaya, o sea desde el Cerro de Santa Catalina y desembocó en la playa de la Ñora, el límite entre los concejos de Gijón y Villaviciosa. Siendo ayer el Día del Padre, la ruta no es que fuera mayoritaria. Tan solo participaron el mencionado Gabriel Justo y su amigo, Mario Cueto, que también tiene nueve años. Fueron pocos, pero valientes porque nada más llegar a la playa de El Rinconín se quitaron las zapatillas y se lanzaron a explorar. Curiosearon en el pedreru y juguetearon con la arena. Incluso sacaron su brújula y se dieron cuenta de en qué dirección estaba el norte. “Es una actividad fantástica y también nos gusta mucho el profesor que nos las da”, dijeron los dos pequeños, en referencia al bueno de Marino Muñiz, todo un veterano de la montaña.

El objetivo de esta actividad es que los pequeños adquieran una buena base para luego poder seguir progresando en el ámbito de la montaña. Y de paso adquieran conocimientos que seguramente les sean útiles en el futuro. “En esta ruta tienen que aprender a hacer un perfil estratográfico. Aprenden que antes de la ciudad que hoy conocemos estaban estas rocas. Además, cuando se enteran de que estas rocas ya se estaban formando cuando había dinosaurios la cosa les interesa aún más”, puntualiza Muñiz.

Esta actividad ya es el quinto año que la pone en marcha el Club de Montaña Torrecerredo y tiene buena acogida. En los próximos días, los pequeños tendrán que viajar hasta el Monte Deva, luego hasta el Monte Areo y luego al mencionado Cabo Podes. Las otras dos rutas restantes son la de los romanos, que discurre sobre todo por la parroquia de Cenero y cierra la de la frontera del este, que discurre por el Cordal de Deva. “A nosotros lo que nos gusta es poder explorar y luego, algún día, poder ir a escalar”, finalizan los dos pequeños, que durante su paso por la playa de El Rinconín se lo pasan libreta en mano, tomando nota de todo lo que van aprendiendo. Que no es otra cosa que la historia que cuentan las piedras del concejo de Gijón.

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