"Lo vivimos con miedo, hubo unas explosiones tremendas", afirman los vecinos de Gijón tras el incendio de Arcelor

"Fue exagerado", afirman desde las parroquias próximas a la factoría, donde temen que el incidente pueda afectar a la actividad de la empresa

I. Peláez

I. Peláez

Manuel López es uno de los vecinos de Monteana que estaban ayer en casa cuando les sobrecogió un enorme estruendo. «Salí a la puerta al sentir el ruido enorme de la explosión y me encontré con la nube de humo y el incendio. Nos llevamos un gran susto; pasamos miedo», cuenta López, una de las personas que lleva toda su vida viviendo con vistas a la factoría gijonesa de ArcelorMittal. Él fue el encargado de avisar a otros vecinos que en aquel momento no se encontraban en sus hogares, como Rocío Rodríguez, residente de Poago, en el límite con Monteana. «Nos llegó un aviso por el móvil para que estuviésemos tranquilos, pero estamos fatal, nos asusta estar oyendo las sirenas cada poco; no es algo que sucediese solo ayer, últimamente pasa mucho; cuando luego llegue a casa y vi el incendio fue algo horroroso», detalla Rodríguez.

Sus opiniones reflejan el sentir de los vecinos de las casas más cercanas al complejo fabril. «Es que cualquier día vamos a salir volando, parecía que todo se venía abajo», denuncia Rocío Rodríguez, que reside en una casa con más de 125 años de historia. «Estamos todo el día intranquilos con la contaminación, con el polvo que deja la fábrica y también con el ruido», añade Manuel López.

José Berdayes, presidente de la Asociación de Vecinos de Poago, también sufrió ayer por la tarde con el siniestro. «Lo vivimos con miedo. Quizá yo más, porque mi casa está a trescientos metros; empezó el incendio y sentimos unas explosiones tremendas», comenta. Otro líder vecinal, en este caso el de Monteana, José Ramón Pérez Cotarelo, también se asustó: «Se puso todo muy negro. Se escuchó como una explosión y fue tremendo, exagerado».

Hubo más parroquias afectadas. El impacto del humo llegó, por ejemplo, a San Andrés de los Tacones. «La humareda cubrió mi casa entera de naranja, y no es algo circunstancial, padecemos mucho ruido y escapes con frecuencia», relata el joven Bryan Calvo, presidente de la asociación vecinal de esta parroquia. «Se comenta que dan por perdido el horno. Parece una avería muy seria, pero lo importante es que todo apunta a que no ha habido daños personales», resalta José Luis Nicieza, presidente de los vecinos de Veriña.

Javier Alonso, extrabajador de la factoría que reside en Monteana, observaba ayer desde la carretera que conecta con la barriada la nube de humo poco después de suceder. «Sentí las sirenas y sabía que algo grave había pasado; se podría haber provocado una explosión bastante grave», comenta. Cerca, en un punto situado en la carretera que va de Veriña a San Andrés, se paran dos jóvenes gijoneses, del barrio de Montevil. «Se responsabiliza a los coches de la contaminación, hasta el punto de que con algunos coches ya puedes aparcar en zona azul, y, sin embargo, no se controla de la misma manera a la industria», protestaban Sergio López e Inés Fernández, con la planta detrás.

Algo más alejado del ruido está el Bar Cañaveral, en la barriada de Monteana. Pero allí el tema se cuela en todas las tertulias. «Sí que oímos los petardazos y el humo. Por suerte, y es que con lo que hay que quedarse, no le pasó nada a ningún trabajador», comentan Diego Fernández y Valentín Prieto. Dentro de bar, Alfredo Rodríguez sirve una consumición a Luis Manuel García mientras comparten ambos otra reflexión: «Tampoco podemos demonizar a Arcelor, no nos podemos quejar de quién da tantos puestos de trabajo. Aquí tenemos esa desventaja para vivir, pero también muchos beneficios».

El enorme incendio se dejó ver también desde diferentes puntos del vecino concejo de Carreño. «Había una gran humareda, no sabíamos que había porque lo tapaba el monte Areo», asegura María Luisa Suárez, residente en la parroquia de Pervera. En la vecina Guimarán, también hubo quien presenció la enorme columna de humo. «Nos imaginamos que era una cosa de Arcelor. Ya hubo algún susto más, pero no recordamos ninguno de esta magnitud», indicaba Jorge Rodríguez

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