La parroquia de San Miguel de Pumarín celebra sus 50 años con una misa: "Es un refugio"

El templo reúne a decenas de sacerdotes para conmemorar el medio siglo de "una fe, una esperanza y un amor que han sostenido y fortalecido a tantos vecinos"

Sergio García

La parroquia de San Miguel de Pumarín vivió ayer una de sus citas más especiales, un día de emotividad y reivindicación en el que se cumplía el medio siglo desde que se hiciera efectivo el decreto de su conversión en parroquia allá por 1973. La matinal comenzó con una eucaristía presidida por José Ángel Pravos, párroco de Pumarín y Vicario de Gijón y Oriente. "No es fácil celebrar 50 años", aseguró antes de realzar que el hilo conductor de la parroquia durante su longeva trayectoria ha sido "una fe, una esperanza y un amor que han sostenido y fortalecido a tantos vecinos". Pravos, que señaló que es "el Señor quien mueve a la iglesia", incidió en el valor colectivo para que San Miguel siga su camino. "La comunidad parroquial es la que prevalece y perdura por encima de cada uno", sentenció.

"Hemos intentado construir una comunidad cristiana participativa, unida y solidaria, con iniciativas que han ayudado a crecer social, humana y espiritualmente", ratificó Maribel Rivero, jefa de catequesis, que reflejó el deseo de "seguir haciendo historia" con una actitud de servicio "sincero y noble hacia los demás y hacia el barrio". "Agradecemos a Dios por todas las gracias que ha derramado en San Miguel y por los frutos cosechados", pronunció. En una línea similar se expresó María Luisa Suárez, también de catequesis, que calificó como "un refugio" el calor de la parroquia. "Aquí hemos encontrado consuelo en muchos momentos difíciles de la vida", sostuvo.

No faltó un espacio para cantos y para las ofrendas, momento en el que las nuevas generaciones tomaron el testigo. La monitora del grupo de "scouts", Maite Riera, acompañó a los pequeños Darío Casal, Hugo Rodríguez y Leire Cabero, muestra del futuro que alberga San Miguel. "Aquí siempre hubo jóvenes", ensalzó Eduardo Zulaiba, párroco de Jove, que no se quiso perder una fecha tan señalada. Los aplausos atronaron en varias instancias del encuentro, en el que distintas personas vinculadas con la parroquia recitaron algunas partes del Evangelio. José Ángel Pravos también tuvo un recuerdo para tres párrocos con una innegable conexión con el barrio: Eduardo Berbes, Luis Díaz y José Fernández, un mirada a un pasado que explica en lo que se ha convertido la parroquia, dependiente del Arzobispado de Oviedo.

Tras la misa, llegó el turno de rememorar la historia parroquial reparando en sus protagonistas, sus momentos de dificultad, en los grupos de "scout" o el colegio, cuya directora, Ana Isabel Vázquez, se mostró confiada en que la siguiente etapa sea fructífera. Un nuevo horizonte en el que el centro pasará a llamarse colegio Juan Pablo II-San Miguel, una determinación defendida por el párroco Pravos, que tildó como "una campaña de desprestigio sin base" las críticas hacia el mencionado cambio.

El festejo tocó a su fin con un ágape fraterno entre los asistentes. "Qué alegría compartir misa y mesa", rezaban las tarjetas que se les entregaron a los presentes, condición "sine qua non" para acceder al convite, el colofón a un día en el que José Ángel Pravos animó a los feligreses a "no dejar que la fe se apague" en la parroquia de San Miguel de Pumarín, que paladea su medio siglo de vida con la vista puesta en el futuro.

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