La figura de la semana | Albino Laruelo García Sacerdote de Cenero, Porceyo, La Pedrera y Ruedes

Albino Laruelo, un cura bueno, ganadero y activista

Trabajador y bondadoso, llegó a Cenero en 1978, luchó con los vecinos contra el vertedero en Pica Corros y organiza grandes campamentos

Un cura bueno, ganadero y activista

Un cura bueno, ganadero y activista / Pablo Palomo

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Es irrelevante en cuál de los 16 pueblos de Cenero preguntes por lo que representa Don Albino. La respuesta siempre será la misma. Y eso es porque Albino Laruelo García, el cura de la unión pastoral de Cenero, es ante todo un buen paisano. Quien le haya tratado más de cinco minutos en su vida lo sabe. Lo vio en sus ojos. Sacerdote de la vieja escuela, de los que andan todo el día preocupado por ayudar a sus feligreses, a este cura le ha dado tiempo a hacer prácticamente de todo desde que llegó a la mayor parroquia rural de Gijón en septiembre de 1978. Activista vecinal, impulsor de agrupaciones sociales con raigambre en Cenero, creador de divertidos campamentos para niños y hasta ganadero. Ahora ya está retirado de estas labores, pero los expertos decían que en la época la mejor carne que salía del macelo de Gijón era la que producía Don Albino con el sudor de su frente.

Don Albino anda estos días ajetreado. Como siempre a primeros de mayo. Esto es así, primero, porque el pasado día 2 hizo 79 años que llegó a este mundo. Y, segundo, porque el primer fin de semana del mes se celebran las fiestas del Santo Cristo de la Abadía de Cenero. Son unos festejos muy queridos en Gijón. Marcan el inicio de las romerías en el concejo, pero más que eso son unos días para que los habitantes de la parroquia compartan jornadas de encuentro y cercanía. Son días de familia y de compartir mesa y mantel, bollo y culete de sidra, con el vecino. Y también está, claro, la procesión a "La Altarina" en la carretera de Trubia, que sucederá hoy. Las fiestas de este año son especiales para Don Albino porque el pasado le tocó por cuestiones de salud quedarse en el banquillo. Eso sí, vio la caminata desde el balcón de su casa parroquial. Don Albino es mucho Don Albino.

Alegre, divertido, cercano, preocupado y trabajador son adjetivos que le sientan como anillo al dedo. Natural de la parroquia sierense de Samartino (Veja de Poja) decidió hacerse cura por su madre, que era muy religiosa; por la escuela, donde tuvo una maestra que le dijo que tenía madera para ello y porque de chico fue monaguillo y le llamó la atención la personalidad de los curas que conoció. Todo ello lo contó en una deliciosa entrevista que le hizo, cuando cumplió 35 años como sacerdote de Cenero, José Luis Vega Álvarez, uno de sus más fieles colaboradores. Ingresó en el seminario en Covadonga y se ordenó en Oviedo en junio de 1969. Pasó por Navelgas (Tineo) y ahí estuvo hasta 1975 en una época en la que aún había pueblos de la parroquia a los que la luz eléctrica no llegaba. Luego fue ya fue a Sariego y finalmente, en septiembre de 1978, le nombraron párroco de San Juan Bautista de Cenero y de su filial, la parroquia de San Vicente de Paúl de Carbaínos.

Un cura bueno, ganadero y activista

Albino Laurelo García / Mortiner

Eran otros tiempos y hoy los curas no abundan. Desde hace un tiempo las zonas rurales se asocian con uniones de parroquia para dar servicio a todo el mundo. Don Albino lleva, además de Cenero, Porceyo, La Pedrera y Ruedes. Su llegada a Gijón no fue sencilla. Se encontró, dicho en cristiano, un lío morrocotudo a cuenta del vertedero de basura que el Ayuntamiento quería colocar en Pica Corros. Hubo fuerte oposición vecinal que al final acabó triunfando y desbaratando los planes municipales. ¿Qué hizo Don Albino? Pues ponerse del lado de sus feligreses. Y ahí que estuvo junto a los suyos, quedándose noches en vela para vigilar que los camiones no dejaran residuos de extranjis, cuando nadie miraba para la zona.

Otro de sus hitos, allá por 1984, fue el cambio de estatutos del Club La Amistad, una de las entidades con más fuelle de la parroquia. Con esta entidad Don Albino facilitó que se hicieran muchísimas actividades como campeonatos de fútbol, excursiones y hasta cursos de natación. El sierense es todo cariño para sus vecinos. Pero siente especial devoción por los más pequeños. Es el cura amigo de los niños. Contó en alguna ocasión que le dijeron que él con los chavales es "como una pita con los pitinos". Uno de sus mayores logros es la creación de sus históricos campamentos en la localidad leonesa de Valdevimbre por el que han pasado centenares de pequeños de la parroquia y de otras zonas de Gijón. Empezaron poco a poco y ahora tienen una nave de 630 metros cuadrados cedida por los vecinos de este pueblo.

La ganadería es otro de sus puntos fuertes. Es, como contó él mismo, su segunda vocación. Ahora, que ya está operado dos veces de cadera, le ha dejado la responsabilidad de sus animales a sus sobrinos. Eso sí, su conocimiento enciclopédico de los animales y sus consejos siempre acertados siempre los tiene a mano para ayudarles. Decíamos que Don Albino vive por estos días con las fiestas del Santo Cristo días especiales. Porque para él estas celebraciones deben de ser de comunión entre los vecinos. Sabe que, en Cenero, como en tantas otras zonas, la vida comunitaria con la llegada de nuevos pobladores se ha venido reduciendo con el paso de los años. Él se afana porque suceda lo contrario. Que los vecinos sean cada vez más vecinos. Que estén los unos para los otros para ayudarse. Y que sepan que, si alguien lo necesita, ahí estará él para prestar una mano.

Muy pendiente siempre del cuidado de la parroquia, la iglesia de San Juan Bautista de la Abadía de Cenero, considerada por muchos como la catedral del románico gijonés. En ella siempre tiene las puertas abiertas para aquellos historiadores que quieran estudiar algo curioso. Y es que como se dijo al principio de estas líneas, lo que mejor describe a Don Albino es que es un grandísimo paisano y que siempre está para todos.

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