El tatuador de Gijón acusado de maltratar a su hijo: "No le pegué, le di alguna colleja"

El hombre, ya absuelto de traficar con droga y usar al niño para hacer intercambios, niega que le insultara: "Teníamos una relación normal"

El acusado, sentado de espaldas, ayer, en el Juzgado de lo penal número 2 de Gijón.

El acusado, sentado de espaldas, ayer, en el Juzgado de lo penal número 2 de Gijón. / Ángel González

Pablo Palomo

Pablo Palomo

"Jamás le insulté y nunca le he pegado, más allá de alguna colleja. Lo normal entre un padre y un hijo". De esta forma defendió ayer en Gijón su inocencia el tatuador chileno acusado de maltratar a su hijo menor. Unos malos tratos por los que se le piden diez años de cárcel y que se desprenden de otra causa, esta de tráfico de drogas, de la que fue absuelto, tal y como desveló LA NUEVA ESPAÑA, al quedar acreditado para la jueza que ni vendía cannabis usando como tapadera su estudio de tatuajes, ni se valía del niño para realizar intercambios. En la sesión de ayer, celebrada en la sala del Juzgado penal número 2, declararon, entre otras personas, la madre del pequeño, expareja del acusado, que, entre otras cosas, dijo por vez primera en la causa que estuvo durante un tiempo yendo al colegio del niño porque se orinaba y defecaba encima.

El caso juzgado ayer se remonta a noviembre de 2021 y enero del 2022, la fecha en la que el hombre fue detenido. La Policía Nacional lo había venido siguiendo desde hacía un tiempo. Los investigadores infirieron que usaba su estudio de tatuajes como tapadera para vender droga y que a veces usaba al crío para realizar intercambios. La Fiscalía sostiene que le amenazaba de muerte para ello, le pegaba y le insultaba. Le decía, según la fiscal, "maricón" o "gordo de mierda". Del tráfico de drogas, por el que le pedía 4,3 años de cárcel, fue absuelto al determinar la jueza en una sentencia que ya es firme que la Policía no pudo acreditar ninguna venta de estupefacientes y que la madre, en su declaración, "incurrió en contradicciones" sobre cómo y cuándo se enteró del asunto. Ayer, el hombre respondió por los delitos de maltrato habitual, lesiones psíquicas (el menor estuvo en tratamiento en Salud Mental), amenazas y coacciones sobre el niño "Teníamos una relación normal", dijo.

En un registro en su casa, se le encontraron al tatuador 38 gramos de cannabis y una pistola de fogueo. El hombre reconoció que es consumidor de esta droga "desde los 20 años". "Delante de él no fumo", añadió. Declaró también el abuelo del crío, que reconoció que el arma de fogueo era suya. El procesado negó que pegara al crío. "Alguna vez le di alguna colleja, pero nada más", indicó. También negó que le insultara. "Alguna vez nos decíamos mutuamente ‘gordito’, porque yo también estoy gordo", dijo para referirse a comentarios que se hacían, desde su prisma, con cariño mutuo. "Se metía con un niño en clase y sí que una vez le dije que si le gustaría que yo le llamara gordo de mierda", añadió. Respecto a lo de los problemas psicológicos del niño dijo que estaba al tanto, pero que su expareja le dijo que "eran por cosas del colegio". "Alguna vez se orinó en casa durmiendo, porque se soñaba", explicó.

La madre aseguró, por su parte, que el niño le dijo que su padre le insultaba y le pegaba. "Dijo que le pegó muchas veces, a veces con las manos y otras veces con las piernas", contó. También, aunque no consta en otros autos del caso, que durante algunos meses fue al colegio del pequeño porque, debido a estos episodios, tenía problemas para contener sus necesidades. En la sesión de ayer volvieron a declarar los policías de la investigación, así como los psicólogos que atendieron al menor, que corroboraron padecía un trastorno alimenticio y daño psicológico por "episodios sufridos" en casa del padre.

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