La Junta Mayor de Cofradías, Medalla de Plata de Gijón: un "espaldarazo" para una tradición

"El reconocimiento es para los que arrimaron el hombro para recuperar la Semana Santa y ahora no están»", señala Ignacio Alvargonzález, presidente de la entidad

Arriba, por la izquierda, Álvaro Fernández, Antonio Martín, Ignacio Alvargonzález, David Ceñal, Juan Rodríguez Pládano, Pablo Álvarez-Artime y Ramón Villa. Abajo, Begoña Roces, Flor Muñoz, Pilar Fernández Acevedo y María Luisa Montero.

Arriba, por la izquierda, Álvaro Fernández, Antonio Martín, Ignacio Alvargonzález, David Ceñal, Juan Rodríguez Pládano, Pablo Álvarez-Artime y Ramón Villa. Abajo, Begoña Roces, Flor Muñoz, Pilar Fernández Acevedo y María Luisa Montero. / Ángel González

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Este domingo, la procesión del Domingo de Ramos, con la salida de la Borriquilla, abrirá ochos días intensos de Semana Santa en Gijón. Salvo el lunes, todos los días habrá una procesión en la ciudad. Una estampa que, aunque hoy sea habitual para los más jóvenes, durante dos décadas fue inexistente en la ciudad. Fue en 1995 cuando volvieron a celebrarse las procesiones en Gijón, en buena parte por el trabajo de las cofradías, cuya Junta Mayor de Cofradías y Hermandades Penitenciales se constituyó en 1999. Ahora, 25 años después, la ciudad ha reconocido con la Medalla de Plata a esta entidad que agrupa a las tres cofradías y hermandades: Santa Vera Cruz, Santa Misericordia y Santo Sepulcro.

«Somos gijoneses y entendemos que lo que hacemos en Semana Santa es una aportación por el bien de la ciudad, o sea que se nos valore es una satisfacción enorme, supone darnos un espaldarazo y reconocer esa aportación de las cofradías a la vida de la ciudad», destaca Ignacio Alvargonzález, presidente de la Junta Mayor, y también hermano mayor de la Santa Misericordia.

Actualmente entre las tres cofradías suman unos 600 integrantes, prácticamente el doble de cuando hace un cuarto de siglo retomaron la actividad de una tradición que se remonta a 1645, cuando se fundó la Hermandad de la Santa Vera Cruz, y que celebró su último procesión en 1973, hasta retomar la etapa actual en 1995. «La semana santa hay que valorarla en el impacto que la salida a la calle tiene en la ciudad», reflexiona Alvargonzález, que aunque reconoce que en el Norte las procesiones son más modestas que en el Sur del país, también indica el trabajo que realizan los cofrades para intentar seguir progresando: «No tenemos intención de inventar nada, hay un esfuerzo de mejorar y recuperar patrimonio, de trata de que lo que salga a la calle vaya a cada vez en mejores condiciones o con una mayor vistosidad».

La noticia de que la junta de portavoces había decretado la Medalla de Plata para las cofradías de la Semana Santa de Gijón fue recibida en todas ellas con mucha alegría. «Es un reconocimiento a muchos años de trabajo y esfuerzo, para mucha gente que empezó esto, y que si lo pudieran ver ahora pues sería un motivo de orgullo para ellos seguro», cuenta Juan Rodríguez Pládano, hermano mayor de la Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz.

Entre las tres cofradías suman 600 integrantes, el doble que cuando se constituyeron, hace 25 años

Que la Semana Santa sea reconocida por la ciudad sirve también para que se ponga en valor ese trabajo cofrade, que trasciende más allá del ámbito religioso. «Siempre defendimos el componente de religiosidad, de una tradición judeocristiana, que viene de ahí, y los pueblos son lo que son por sus tradiciones, pero también resaltamos el componente cultural y social, y una dimensión de asistencia social que mucha desconoce o no quiere reconocer», añade Rodríguez Pládano, que también alude al papel que representan las Hermandades en la sociedad gijonesa: «Trabajamos todo el año, hacemos campañas de recogida alimentos, de material escolar o acompañamiento de residencias».

Hace algo más de una semana, en la presentación de la Semana Santa, Alejandro Vallaure, maestre de la Cofradía del Santo Sepulcro, aludía a que este año iba tener lugar «la mejor Semana Santa de Gijón de la historia». «Es algo que mantengo si el tiempo acompaña», cuenta antes de añadir su satisfacción porque se reconozca desde la propia ciudad la actividad cofrade: «Esto no tiene retorno, una vez que tienes el reconocimiento público, ahora lo que toca es consolidar todos los avances que hagamos, ya somos parte de Gijón de forma oficial, hasta ahora nunca nos sentimos partes de eso».

Vallaure también hace mención a esa recuperación hace cerca de tres décadas de las procesiones en la ciudad, con ese impulso de las cofradías, que cree que hasta ahora no se había reconocido lo suficiente. «Gijón teníamos una sensación de que éramos una isla, una cosa extraña que iba contra la naturaleza de la ciudad. Y con este reconocimiento creo que ha cambiado esa percepción. Así que ahora lo que tenemos que hacer ahora las cofradías es consolidar todos los avances, porque somos parte oficialmente de Gijón», ensalza.

Las Medallas de Plata de la ciudad se entregarán el próximo 29 de junio, pero antes, la próxima semana, la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades Penitenciales recibirá el cariño de muchos gijoneses por este reconocimiento durante las procesiones y actos de esta época del año tan especial. Y servirá también, como resume para concluir Ignacio Alvargonzález, para echar la vista atrás. «Es una satisfacción muy grande, desde que me lo dijeron lo del reconocimiento me acordé mucho de mucha gente que estuvo ahí en aquellos tiempos que recuperamos la Semana Santa y ahora no están. O sea que esto también un homenaje para ellos. Hubo mucha gente que arrimó el hombro y colaboró, y ers una pena que no puedan vivirlo con nosotros ahora».

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