El arte de diario del Revillagigedo: los visitantes ensalzan las piezas "selectas" de vidrio y loza de la exposición

La muestra pivota en torno a las producciones de las fábricas La Industria, y La Asturiana

Un trajín permanente se vivía ayer en el Palacio de Revillagigedo de Gijón, repleto de visitantes deseosos de contemplar las 608 piezas que conforman la muestra «Orto y Ocaso. Vidrio y loza en Gijón. Siglos XVIII-XX». Una exposición que pivota en torno a las producciones de la fábrica de vidrios La Industria, y la de loza La Asturiana.

Una de esas visitantes, María Dolores Suárez, no pudo evitar la tentación de fotografiar para sus familiares un jarrón de La Asturiana. «Hay piezas espectaculares», señaló esta gijonés. Para ella, la exposición es una oportunidad para retroceder a tiempos de bonanza industrial en Gijón. «Lo especial está en lo que eran capaces de hacer aquí. Ojalá la gente joven sepa que teníamos una industria de esta categoría», indicó.

Entre los visitantes de ayer no sólo había gijoneses. María Luisa García y su hija, Silvia García, observaban, fascinadas, las piezas. Veían de León. Estaban en Gijón de fin de semana. «Qué preciosas teteras y soperas. Yo las tengo parecidas», decía, con algo de sorna, María Luisa, una fan del coleccionismo de platos. «Todo esto me encanta», decía. «Vimos que se inauguró ayer (por el viernes) y nos está sorprendiendo», confesaba su hija, para la que «Orto y Ocaso» evoca al pasado familiar. «Recuerda a la vajilla que teníamos en casa en otras épocas», apuntó. Ambas bromeaban con montar una exposición de platos en casa. Silvia García ensalzó la «originalidad» de la propuesta, comisariada por Lucía Peláez, directora del Museo Casa Natal de Jovellanos y que escenifica la activación de la «vía gijonesa», un nuevo modelo cultural para relanzar la ciudad con la recuperación del espacio expositivo del Revillagigedo como uno de sus pilares. «Llama la atención una muestra de este tipo, que se sale de lo habitual», sentenció Silvia García.

El matrimonio formado por Manuel Ángel Álvarez y Azucena Rodríguez no perdía detalle de las figuras de animales de una pieza de vidrio soplado. «Nos parece una maravilla», confesó Álvarez. «Es una pena que no se continúe esta tradición (industrial)», subrayó. Azucena Rodríguez condensó en escasas palabras lo que, a su juicio, representa la muestra: «Son piezas muy selectas, de uso cotidiano pero con arte y mucho gusto».

En una línea similar se expresaba Gerardo Cueto tras ver con suma curiosidad varias obras de La Industria. «Son piezas de interés distintas que, al final, son objetos cotidianos. Me gusta la idea», refrendó Cueto, que visitó las dos plantas del Palacio de Revillagigedo con su mujer Elsa González.

Las opalinas expuestas en la zona de vidrio cautivaron a las amigas Candela García y Adela Tejo. Por ahí empezaron la visita antes de adentrarse en el mundo de la loza. «Esto me recuerda a otra época», afirmaba Adela Tejo. También Candela García lo veía de forma parecida. Uno de los puntos fuertes de «Orto y Ocaso», indicaba esta última, es el espacio temporal que abarca: «Comprende una franja amplia, por lo que permite disfrutar de la evolución a nivel artesanal del trabajo en vidrio y loza».

Hasta el 8 de septiembre se podrá visitar la exposición en el Revillagigedo, una noticia festejada, por ejemplo, por María Dolores Suárez, que planea pasarse por el espacio unas cuantas veces más para que no se le escape detalle alguno de los cientos de piezas que integran la colección que estos días encandila a gijoneses y turistas. «No es fácil poder ver esto», admitía Manuel Ángel Álvarez. El magnetismo del vidrio y la loza no envejece con el tiempo.

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